Las movilizaciones sociales como motor del cambio social

Si algo se está comentando, tanto en medios de comunicación como en redes sociales, es que la Vuelta Ciclista la ha ganado Palestina. Y, ciertamente, ha sido así.

Miguel A. Sáenz Martínez

2025-ko irailak 17

Lo ocurrido este año con la Vuelta Ciclista debe de ser motivo de reflexión. Si algo se está comentando, tanto en medios de comunicación como en redes sociales, es que la Vuelta Ciclista la ha ganado Palestina. Y, ciertamente, ha sido así. Pero, en mi opinión, aparte de reconocer al pueblo palestino como ganador de la Vuelta Ciclista, hay que ir más allá. Me explico:

Es un hecho incuestionable que cada vez son más las personas que, horrorizadas por el exterminio del que está siendo objeto el pueblo palestino, han empezado a hacer lo que posiblemente no habían hecho nunca: salir a las calles para mostrar su repulsa y su indignación. Así, gracias a la solidaridad de los ciudadanos que se han puesto en movimiento, se ha conseguido alterar el discurrir de la Vuelta. Con ser esto muy importante, hay algo que lo es todavía más. Y es que los ciudadanos han empezado a comprobar que sus protestas sirven de algo. La conclusión es clara: el pueblo, cuando se moviliza y sale en masa a la calle, tiene mucho más poder que el que pudiera parecer en un principio. De la misma forma que el movimiento ciudadano ha conseguido este año alterar  por completo la Vuelta Ciclista puede, igualmente, conseguir otros objetivos. Ello requiere que  los ciudadanos, a nivel individual, recuperen la capacidad de pensar por sí mismos y pasen a cuestionar  todo  y, ya, a nivel colectivo, que aprendan a organizarse y a llevar a cabo cada vez más protestas colectivas. De esa forma se podrían  conseguir muchas, muchísimas cosas. ¡Ya es hora de luchar por los intereses del pueblo, por los intereses de los más desfavorecidos! ¡Porque se puede! ¡Claro que se puede! No tenemos más que fijarnos en otros lugares, como Francia, donde gracias a las multitudinarias y contundentes protestas populares se consiguió rebajar la edad de jubilación. Aunque eso, obviamente, no sea del agrado del poder económico ya que, en la medida de que los ciudadanos luchen por sus derechos, puedan verse recortados los beneficios empresariales. Pero esto último es algo que no nos debe importar a nosotros, a la gente sencilla, sino a aquellos gobernantes cuya máxima  preocupación es que  peligre la posibilidad de poder ocupar en el futuro un sillón en el Consejo de Administración de alguna que otra empresa. 

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