La panacea universal del TTIP

El fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos los elementos racionales de la economía estén inter-relacionados entre sí debido a la consolidación de los oligopolios, la convergencia tecnológica y los acuerdos tácitos corporativos.

Germán Gorraiz López. Analista.

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Instaurando así de facto
la doctrina del consumismo compulsivo en los países desarrollados,
favorecido por el bombardeo incesante de la publicidad, el uso
irracional de las tarjetas de plástico, la concesión de créditos
instantáneos con sangrantes intereses y la invasión de una marea de
productos manufacturados de calidad dudosa y precios sin competencia,
provenientes de los países emergentes. Fruto de la globalización
económica, las multinacionales apátridas o corporaciones
transnacionales se habrían transmutado en el verdadero poder en la
sombra que ejercerían el poder político en los diferentes países
mediante la presión de los lobbies pero su obsesión paranoica por
maximizar los beneficios, (debido al apetito insaciable de sus
accionistas, al exigir incrementos constantes en los dividendos), les
habría inducido a endeudarse peligrosamente en aras del gigantismo,
mediante OPAS hostiles y a intensificar la política de deslocalización
de empresas a países emergentes en aras de reducir los costes de
producción (dado el enorme diferencial en salarios y la ausencia de
derechos laborales de los trabajadores), tarea que se completaría con
la implementación de los llamados TLC o Tratados de Libre Comercio
entre EEUU y el resto del mundo (TTIP y TPP).

EL TTIP COMO PANACEA UNIVERSAL

A comienzos del 2.013 comenzó su singladura el llamado Tratado
Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en
inglés) con el objetivo de “relanzar el intercambio de bienes,
servicios e inversiones entre EEUU y la Unión Europea” y que podría
atracar en puerto en el 2.017 tras culminar recientemente la UE y EEUU
la últimas ronda de conversaciones. Sin embargo, aunque todos los
países apoyan políticamente unas negociaciones que deberían finalizar
para principios del 2017 y que en teoría tan sólo implican la
eliminación de aranceles, la normativa innecesaria y las barreras
burocráticas, en la práctica estarían plagadas de escollos, como la
normativa alimentaria y fitosanitaria. Así, entre los principales
escollos para conseguir un acuerdo satisfactorio para las dos partes,
estaría la normativa de la UE que prohíbe la utilización de hormonas
y limita las autorizaciones de organismos genéticamente modificados
(OMG) amén de las reglas de trazabilidad y etiquetado, las tarifas
agrícolas y las denominaciones de origen en el sector agroalimentario. A
ello se sumaría el sector financiero ( la FED ha pedido expresamente
que no se incluya dicho sector en la ronda de negociaciones), el gas
natural ( la UE quiere eliminar todo tipo de restricciones a su libre
exportación) y finalmente el escollo del ‘Buy American Act’ ,
barrera proteccionista impuesta en 1933 en EEUU que blinda “de
facto” los mercados públicos estadounidenses a los inversores
extranjeros para las contrataciones públicas (se estima que los
mercados de EE.UU. únicamente están abiertos en un 32%, mientras que
en Europa lo están en un 85%).

LAS TRAMPAS DEL TISA Y EL ISDS

En la letra pequeña de dicho Tratado aparece la introducción de la
clausula ISDS de resolución de conflictos entre Inversor y Estado en
los acuerdos, cláusula que limita seriamente la capacidad de los
Estados para luchar contra la crisis financiera y económica (las
multinacionales estadounidenses podrían utilizar el ISDS para desafiar
las regulaciones de la UE destinadas a proteger al público y al medio
ambiente y demandar a los gobiernos europeos y así maximizar sus
beneficios) así como del llamado Consejo de Cooperación Regulatoria,
LO que supondría según Sol Sánchez, coordinadora general de ATTAC
España que “estos tratados estarían para siempre en crecimiento y no
sólo se interpondrían con las leyes futuras sino que además podrían
reformar las ya existentes en los Estados firmantes, en suma, un
verdadero gobierno directo de las Corporaciones”. La Euro cámara no
puede negociar ni incorporar enmiendas al tratado pero habría elaborado
su propia opinión, reflejada en el Informe Lange que habría sido
aprobado por liberales, socialistas y populares tras pactar una enmienda
que dice que el arbitraje incluido en el TTIP será un sistema “no
discriminatorio” con las empresas locales o extranjeras del que formen
parte “jueces independientes” y que “no anteponga los intereses
privados a los públicos”. Asimismo, habría introducido otra
resolución para mantener los niveles de protección existentes para los
trabajadores europeos basada en una resolución que obliga a Estados
Unidos a respetar los estándares laborales de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), resolución que sólo sería papel
mojado pues en breve la Euro cámara podría aprobar el TISA (el llamado
TTIP de servicios) que apuesta por abrir los mercados nacionales
europeos a países como Taiwan, Hong Kong , Corea del Sur y posiblemente
China que no han suscrito los 8 Convenios fundamentales con la OIT (
entre ellos los relativos a libertad sindical, defensa del trabajo digno
o convenios colectivos), lo que podría tener como efecto colateral el
finiquito de las normas laborales reconocidas individualmente por los 28
países de la UE.

OBAMA PRESIONA A MERKEL PARA APROBAR EL TTIP

Francia y Alemania ya expresaron serias reservas a la Comisión ante
algunos precedentes en los que las multinacionales han impuesto sus
criterios frente a los legisladores gracias a estos sistemas de
resolución de conflicto inversor-Estado (en inglés, ISDS) y dado que
el euro-Parlamento tiene potestad para tumbar todo el TTIP una vez hayan
concluido las negociaciones, no sería descartable en el 2017 el rechazo
de la mayoría europarlamentaria a la aprobación de dicho Tratado
debido a una tardía reafirmación de la soberanía europeísta por
parte franco-alemana coadyuvada por los efectos colaterales de la
imposición de sanciones a Rusia. Así, el retorno al endemismo
recurrente de la Guerra Fría entre EEUU-Rusia tras la crisis de Ucrania
y la mutua imposición de sanciones entre UE-Japón-EEUU por un lado y
Rusia por el otro, marcarían el inicio del ocaso de la economía global
y del libre comercio, máxime al haberse demostrado inoperante la Ronda
Doha (organismo que tenía como objetivo principal de liberalizar el
comercio mundial por medio de una gran negociación entre los 153
países miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y haber
fracasado en todos sus intentos desde su creación en el 2011.

Caso de fracasar las negociaciones para implementar el TTIP,
asistiremos a la imposición por parte de EEUU y la UE de medidas
proteccionistas (Fomento del Consumo de Productos nacionales) en forma
de ayudas para evitar la deslocalización de empresas, subvenciones a la
industria agroalimentaria para la Instauración de la etiqueta BIO a
todos sus productos manufacturados, Elevación de los Parámetros de
calidad exigidos a los productos manufacturados del exterior y la
imposición de medidas fitosanitarias adicionales a los productos de
países emergentes, lo que obligará a China, México, Brasil e India a
realizar costosísimas inversiones para reducir sus niveles de
contaminación y mejorar los parámetros de calidad, dibujándose un
escenario a cinco años en el que se pasaría de las guerras comerciales
al proteccionismo económico, con la subsiguiente contracción del
comercio mundial, posterior finiquito a la globalización económica y
ulterior regreso a los compartimentos estancos en la economía mundial.

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