Karoshi

Este es el término que en Japón designa la muerte por exceso de trabajo, una realidad aceptada por el Gobierno japonés, el cual ya legisla y publica recomendaciones con el fin de combatir los más de 300 casos de Karoshi anuales.

Txus Najera Allo. Colectivo Malatexto.

2016-ko azaroak 8

Largas jornadas laborales, horas extraordinarias que se alargan más allá de lo

imaginable, no disfrute de libranzas y vacaciones,… Este es el escenario laboral que hace

del trabajo una epidemia mortal en Japón. Vivir para trabajar llegando, incluso, a morir por

trabajar tanto. 

Hoy por hoy, incluso en una sociedad como la nuestra, muy predispuesta a los discursos

desarrollistas, todo esto suena a locura. No obstante, cabe preguntarse si, en un grado

inferior, no estamos padeciendo una dinámica semejante: dificultades para la conciliación

familiar, estrés, enfermedades profesionales y accidentes laborales, flexibilidad laboral

que pone nuestros tiempos y calendarios a disposición de la productividad

caprichosamente deseada por los mercados… 

Podríamos pensar en trabajar menos horas para vivir más nuestra propia vida, con mayor

salud, con tiempo para dedicar a los cuidados, al ocio, la cultura, al descanso, a las

relaciones sociales o a la participación social. Por si fuera poco, trabajando menos

podríamos trabajar todas y todos. Lamentablemente, en una sociedad como la nuestra,

muy predispuesta a los discursos desarrollistas, todo esto suena a locura. 

Lo que está claro es que debemos elegir y tomar partido. O bien optamos por el reparto

del trabajo asalariado o bien aceptamos, a modo de Harakiri, el Karoshi. Hace dos

semanas, representantes de un amplio abanico sindical participaron, de la mano de Banatu

Taldea, en un taller sobre el reparto del trabajo. Si bien se confrontaron distintas posturas

y se dio un debate de calado, podría ser que el germen de la idea de un trabajo asalariado

social y ecológicamente sostenible pudiera estar presente en los anhelos de quienes

participaron en aquella actividad. 

Nos toca resoplar a todo pulmón sobre todo rescoldo que pueda hacer prender esa

imposible hoguera que nos alumbre en la senda del buen vivir y del bien común, para que

nuestros nietos y nietas no la casquen un buen día, de tanto trabajar.

Gehiago