Estudio sobre el PAI: el DISPAIrate
El pasado 26 de abril compareció en el Parlamento, a petición propia, el consejero de Educación, José Luis Mendoza. Allí presentó un informe que una parlamentaria (de la mayoría que sostiene al Gobierno) definió como “completo y minucioso”.
ELA Irakaskuntza
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¿En serio? ¿Minucioso? ¿Completo? Veámoslo. En primer lugar, debe destacarse que se trata de un informe de percepciones que se ha publicado antes que la evaluación académica del PAI. Es decir, se ha hecho un estudio de opinión sin comprobar siquiera si el programa alcanza sus objetivos. Tal vez sea porque éstos (los objetivos) no han sido definidos; los propios inspectores comentan en su grupo de discusión “nadie sabe qué se puede pedir en sexto de primaria ni qué competencia lingüística”.
Detengámonos ahora a analizar la muestra. En marzo, la junta directiva de ADIPNA, quien dice representar a 40 centros, llamaba a sus asociados a no participar en la evaluación del PAI. Pues bien, allí tenemos a esos 40 y a otros 66 directores y directoras más (también los de la concertada, que pueden no ser ni claustro ni parte de la comunidad educativa sino representantes de una patronal). Así pues, a estas 106 personas se les ha pasado un cuestionario y además se les ha invitado a formar parte de dos grupos de discusión. O sea, de un universo de 106 han participado todos y todas y alguna persona incluso dos veces (cuestionario y grupo de discusión).
Por si su participación se hubiera quedado coja, el Departamento de Educación ha encomendado a estos/as directores/as que seleccionen a 35 profesores/as de los que participan en el programa y con estas personas se han hecho cuatro grupos de discusión. ¿Qué hay de una muestra aleatoria y anónima? Tendrá que explicar el consejero Mendoza los motivos por los cuales se ha seleccionado sólo a 35 profesores/as cuando el propio informe dice que son 566 quienes dan clase de PAI en inglés (unos 1.200 más en castellano y en euskara). Vamos, que teniendo medios para preguntar a todos los profesores implicados de forma directa y anónima, se da por buena una muestra del 2% del profesorado designados por los directores y directoras. Por cierto, ELA pedirá formalmente al Consejero que consulte a todo el profesorado.
Pues bien, a pesar de la falta de validez, rigor y representatividad de este estudio de opinión todos los participantes coinciden en señalar claras deficiencias:
• Cada centro ha desarrollado el programa con sus propios medios y criterios, sin una directriz clara por parte del Departamento. Las materias elegidas para ser impartidas en inglés dependen del profesorado que hay en los centros. En general se dan once horas a la semana en inglés y los/as alumnos/as llegan en sexto de primaria al nivel A2 (muy lejos de ser bilingües). En algunos sitios se imparten las asignaturas troncales en inglés; en otras se divide la materia por su dificultad (se imparten los contenidos básicos en castellano o euskera y luego se trabaja en ellos en inglés); se cambian las materias año a año; a los niños/as con problemas se les evalúa sólo sobre lo básico en castellano…
• En el 60% de los centros no hay un proyecto lingüístico.
• La percepción de los padres y madres es más positiva que la del profesorado. Gran contradicción. El/la docente ve el nivel real en contenidos del alumno/a, y a los padres y madres todavía no se les ha mostrado una evaluación de resultados comparativa en el tiempo.
• Y lo más grave, se está usando a nuestros niños y niñas como cobayas pues el PAI se definió como un programa de experimentación pero no hubo ni grupos experimentales ni de control. No ha habido una evaluación al principio, durante ni después.
Sin embargo, nada ha impedido a monolingües irredentos como el señor Gimeno (PSN) o Catalán (UPN) concluir que el PAI es un exitazo. Incluso quienes se oponían no hace tanto al programa parecen entregados al colonialismo lingüístico del inglés. Sólo eso explica que sostengan que el PAI reduce la brecha social cuando el informe señala que el PAI acentúa un fenómeno de concentración de alumnos/as incapaces de seguir el programa con un claro riesgo de “guetización” de determinados centros.
El Departamento de Educación seguirá experimentando con el PAI. P’alante. P’alanteision. Al menos hasta que se resuelva el juicio por la demanda que ELA interpuso contra semejante disparate.
En Iruñea, a 6 de mayo de 2016