Dad paso al euskera, con todos los derechos
Después de los cuarenta años de la larga noche de persecución al euskara, nuestra lengua vernácula, y de una década de azarosa transición, épocas en las que se consiguió con mucho esfuerzo poner en marcha elementos de recuperación del euskara, como las primeras ikastolas, gau-eskolas, los movimientos reivindicativos para su normalización y prestigio, mediante su uso social en medios de comunicación, ámbitos laborales, universitarios…
Juan Javier Iturralde Maisterra
2016-ko ekainak 1
Pensamos que llegaría el momento de una Ley reparadora de las
situaciones pasadas y al mismo tiempo que reconociera los derechos linguísticos a vivir
en euskara de los euskaldunes, y los de toda las personas con respecto a esta lengua,
esto es se promocionara su enseñanza y uso en toda Navarra, y se promovieran los
medios adecuados para ello.
Ello así fue aprobado por el primer Parlamento Navarro tras el franquismo que
aprobó la oficialidad del euskera en toda Navarra, como una de las bases a recoger
en el Amejoramiento del Fuero. Sin embargo después de aquellas negociaciones en
Madrid, de las que no hay que olvidar sus circunstancias viciadas, se vino con un
artículo que limitaba la oficialidad del euskera a zonas a delimitar en una próxima
Ley.
Posteriormente, y en contra de las promesas expresadas, dicha Ley del euskera
estableció una zonificación de derechos que es la única que existe entre todas las
comunidades historicas del Estado Español. Esto supuso una conculcación de
derechos y una división de la población en cuanto al acceso del aprendizaje del
euskara y al derecho de uso en todo territorio de Navarra.
Contra dicha Ley hubo un amplio movimiento social y transversal en toda Navarra de
gente de diferentes ámbitos e ideologias, como lo había habido, y lo hay en el proceso
por la recuperación y normalización del euskera y el reconocimiento de vivir y estudiar
en euskera en toda nuestra comunidad y en todos los ámbitos de la misma.
Aparte de ello en los 25 años de los últimos gobiernos, se han ido cerrando las escasas
grietas que la Ley del euskera aprobada en el 1986 posibilitaban para conseguir una
mejora de la situación del euskera y de los derechos de la población con respecto al
idioma, llegando incluso a modificar decretos de Ley que consideraban excesivos, por
ejemplo en lo respectivo a la normalización y valoración del euskera en la
Administración.
Como botones de muestra tenemos la tortuosa historia de la concesión de la licencia de
emisión para Euskal Herria Irratia, incumpliendo hasta los mandatos judiciales, los
obstáculos a la captación de Euskal Telebista o la negación de derechos durantes
décadas a la demanda existente para el aumento de escuelas infantiles en Euskara, o el
incumplimiento de las recomendaciones europeas.
Por fin en la primavera pasada se consiguió el tan ansiado cambio de Gobierno, lo cual
abría nuevos horizontes en muchos temas, despreciados por los anteriores gobernantes;
la realización de una política progresista en todos los ámbitos: sociales, educativos, y
evidentemente también lingüísticos, porque los derechos lingüísticos también son unos
derechos que se deben respetar, especialmente a través de una nueva Ley que
establezca la Oficialidad del mismo en toda Navarra, evitando las discriminaciones y
divisiones de derechos ciudadanos con respecto a la lengua, e implementado una
planificación y promoción adecuada y progresiva según se vea conveniente, siempre
desde una a visión inclusiva de toda la población de Navarra y no excluyente, partiendo
del reconocimiento de derechos y de la necesaria normalización del euskara en todos los
ámbitos.
Desgraciadamente hemos visto que esta acción básica no se ha visto recogida en el
acuerdo prográmatico de las fuerzas que apoyan este Gobierno, y que algunas de
las actuaciones del Gobierno han sido confusas y que adolecían de una falta de
determinación a la hora de llevarlas adelante, quizás excesivamente pendientes de
las campañas euskarafóbicas de las fuerzas anteriormente en el poder.
Es por ello que las personas que durante tantos años se han esforzado por este cambio
de Gobierno, que trajera una política progresista en lo social e inclusiva en lo cultural,
no se pueden sentir defraudadas por políticas partidistas o clientelares de fuerzas que a
la hora de acometer los cambios necesarios para el reconocimiento oficial del euskera,
abriendo camino así a los derechos lingüísticos de toda la ciudadanía, releguen este
tema y utilicen argumentos que nos recuerdan a otros tiempos y a otros partidos y que
ahondan en la marginación del euskera, no reconocen los derechos lingüísticos a vivir
y estudiar en euskera e impiden una mejor integración y convivencia entre los navarros,
favoreciendo la política y el discurso impuesto durante tantos años.
Una vez más los euskaltzales tenemos que salir a la calle para recordar que el
cambio en política lingüística y el reconocimiento a los derechos lingüísticos está
pendiente, exigir la asunción por las llamadas fuerzas del cambio el
reconocimiento oficial del Euskera y pedir y apoyar la toma de médidas de
consistencia en la normalización del euskera por parte del Gobierno.
Este sabado, gente de diferentes sensibilidades y órigenes, nos volveremos a juntar para
salir a la calle, a las 5,30 de la tarde desde los cines Golem, porque necesitamos que se
abra camino, por fin, al euskera, porque queremos vivir y estudiar en euskera.