Cuidar-20

A la mayoría de nosotros y nosotras la crisis de COVID19 y el posterior encierro nos pilló por sorpresa. Unas trabajando en la fábrica, otros cursando estudios universitarios, sacando adelante la pequeña tienda del barrio, en paro o en tareas de cuidado doméstico. Cada cual, desde su realidad, afrontando el día a día.

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Ante una crisis tan grave, conscientes de la importancia de la vida y preocupados y preocupadas por el cuidado y la protección de la comunidad, comenzamos a organizarnos en un auzolan gigante en nuestros barrios y pueblos. Creando y participando en las redes de cuidados. 

Desde nuestra pequeñez la hemos hecho grande: ayudar a hacer la compra, cuidar a los y las menores, hacer llamadas, hacer mascarillas y repartirlas… En definitiva, cuidarse mutuamente y cambiar las cosas. Hemos sido capaces de organizarnos tanto nosotros como a la comunidad ante esta terrible crisis, poniendo en el centro a las personas y sus condiciones de vida y tejiendo relaciones entre los vecinos y las vecinas. Hemos anudado hilos hasta formar una madeja gigantesca. Como nos han demostrado las últimas semanas, actuar con ilusión y responsabilidad, situar las vidas en el centro, tiene un valor y una importancia que no se puede medir en dinero. A la complicidad tejida de balcón a balcón, de ventana a ventana, se le ha dado otra dimensión a través de las redes de cuidados. 

El camino hasta ahora no ha sido fácil, no hemos tenido alfombras rojas ni cámaras, a veces hemos avanzado sin saber muy bien qué y cómo hacer, trabajando con imaginación y la máxima voluntad. Pero también somos conscientes de nuestras propias limitaciones, la imposibilidad de hacer frente a la violencia contra las mujeres que se ha multiplicado en este confinamiento o a la soledad y abandono de nuestros mayores en las residencias. En otros casos, hemos tenido que sufrir acoso, prohibición o limitaciones por parte de algunos, sin poder entender lo que estábamos haciendo. El motivo es claro, las medidas y criterios para hacer frente a la crisis no están tomadas teniendo en cuenta la singularidad, tamaño y diversidad de nuestros pueblos y barrios, sino pensando en una gran ciudad donde no hay una comunidad como la nuestra. En concreto, Madrid. Todas estas medidas se han decidido allí, sin atender a la realidad concreta que tenemos aquí. Y si las redes de cuidados nos han enseñado algo, es precisamente lo contrario. Conforme más cerca se esté de los vecinos y las vecinas, siendo más participativo y asegurando una relación directa, mejor se responde a los problemas reales y a sus necesidades. Ayudar es más fácil. 

Al igual que hemos hecho en época de confinamiento, nuestra elección en adelante también es clara: seguir cuidando a la comunidad y a los vecinos y las vecinas, manteniendo las vidas en el centro. No queremos volver a la normalidad que dictan los mercados y los intereses económicos. No queremos contribuir a la construcción de una sociedad totalmente militarizada y punitiva. Queremos construir una normalidad que proteja y favorezca las vidas y las condiciones de vida de la ciudadanía. Y en eso nos reafirmamos. Por ello, queremos hacer público el siguiente llamamiento: 

1.-Realicemos una gestión de la situación que asegure un futuro digno para todos y todas. No sólo respondiendo a las contingencias que se puedan dar, sino construyendo un futuro en el que la vida y en las condiciones de vida sean el eje vertebrador, afrontando los retos de forma justa y democrática. Y eso requerirá la creación de nuevas herramientas. 

2.-Vivimos la importancia y la fuerza del cuidado comunitario. Por ello, desde esa base, construyamos, entre todos y todas, un marco de colaboración que permita un futuro digno: desde la ciudadanía, hasta el gobierno, partidos políticos, sindicatos, mancomunidades, expertos y agentes sociales de Navarra. 

3.-Sólo un espacio de trabajo transversal y colaborativo, desde Navarra y para Navarra, de pueblo a pueblo, organizado entre todos y todas, garantizará una situación justa y viable tras la crisis. Y, por supuesto, que ponga límite a las situaciones más duras. Para ello, consideramos necesaria la creación de un foro abierto en el que se propongan, acuerden y adopten medidas de forma práctica, invitando a ello a los agentes anteriormente citados. 

Por último, no quisiéramos poner fin a esta llamada sin trasladar toda nuestra solidaridad a las familias de las personas que han fallecido como consecuencia de esta crisis, nuestro más sentido pésame. Asimismo, no podemos olvidar, al igual que nosotros y nosotras, a los diferentes individuos y grupos que trabajan frente a la crisis: sanitarios, profesores, comerciantes, bomberos, limpiadores… os enviamos todo nuestro apoyo y ánimo, sin vosotros y vosotras, sería imposible el cuidado de la vida y nuestra actividad. 

Aprovechemos la crisis que estamos sufriendo, no para tener miedo a lo que viene, sino para dar forma a lo que viene. Porque nadie puede dibujar un nuevo comienzo, pero sí un nuevo final. Dibujemos, pues, desde nuestra pequeñez, un nuevo mundo justo. 

SINATZAILEAK:
1. Gema Soto. Psicopedagoga del servicio de acción preventiva. Mendillorri.
2. Amaia Cambra. Diseñadora gráfica. Casco antiguo.
3. Tania González. Fotográfa. Tudela.
4. Maite Herranz. Trabajadora social. Mendebaldea.
5. Jon Etxegarai. Psicologo-Trabajador de atención primaria. Lesaka.
6. Areta Senosiain. Estudiante. San-Juan.
7. Xabier Lozano. Cooperativista. Casco antiguo.
8. Garazi Garin. Administrativa. Lakuntza.
9. Beñat Azkona. Profesor. Casco antiguo.
10. Junkal Otxotorena. Trabajadora social. Leitza.
11. Ana Marta Mendaza. Enfermera. Yerri.
12. Jon Arrieta. Estudiante. Rochapea.
13. Luis Corral. Trabajador TIS del Programa Infancia y familia de los Servicios sociales de la Unidad de Barrio. Mendillorri.
14. Maider Sola. Cuidadora infatil. Gares.
15. Irati Matxiñena. Estudiante. Milagrosa.
16. Beñat Ziganda. Estudiante de conservatorio. Rochapea.
17. Arantxa Balenziaga. Haur hezitzailea. Larraun.
18. Ainara Franchez. Estudiante. Villava.
19. Aitor Eskalada. Estudiante. Rochapea.
20. Amaia Barrena. Trabajadora de Kattalingorri. San Jorge.
21. Ander Loiola. Estudiante. Cizur.
22. Maider Vicente. Fisioterapeuta. San Jorge.
23. Udane Aranguren. Profesora. San Juan.
24. Amaia Labairu. Estudiante. Burlada.
25. Hedoi Etxarte. Escritor.San Juan.
26. Sara Garralda. Trabajadora social. Mendebaldea.
27. Xabi Senosiain. Trabajador comunitario. Mendillorri.
28. Silvia Jaurrieta. Hostelera. Ansoain.
29. Kepa Ventura. Camara de TV. Villava.
30. Olga Aroz. Trabajadora social. Mendillorri.
31. Beñat Remon. Estudiante. Ansoain.
32. Aiora Barandiaran. Pedagoga terapeutica. Arbizu.
33. Sugoi Etxarri.Profesor de música. Larraun.
34. Iraine Garcia. Estudiante. Ansoain.
35. Josu Delfrade. Tecnico estadístico. Villava.
36. Noe Lopez. Diseñador gráfico. Barañain.
37. Alazne Irigoien. Historiadora. Berriozar.
38. Iosu Urrutia. Celador. Burlada.
39. Elisabeth Eskisabel. Profesora. Lezaun.
40. Adur Kanpo. Estudiante. Lakuntza.
41. Marta Arana. Profesora. Gares.
42. Maider Balda. Estudiante. Larraun.
43. Maitane Saralegi. Parada. Leitza.
44. Nekane Catalan. Profesora jubilada. Lesaka.
45. Kiko Álvarez de Eulate. Fontanero. Gares.

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