Carpa universitaria: vía libre al vertedero
Una año más los universitarios/as se divierten en la Carpa de Amaya... un año más los jóvenes dejaran el entorno plagado de residuos. Mientras unos se divierten y ensucian el suelo urbano, otros tendrán que recogerlo. Pero... ¿Es incompatible la diversión y el civismo? ¿Esta es la forma en que los futuros profesionales se preparan para tomar parte de la sociedad?
Ana Malón Julen Mendiguren Juan del Barrio (Miembros de la Compañía de las 3 Erres)
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No bastan los esfuerzo por redoblar el personal de limpieza del Ayuntamiento; los envases y botellas no son pesados sacos de cemento… son fáciles de transportar a la papelera o contenedor de al lado, sobre todo vacios, pero no se hace.
Es necesario que los promotores de la Carpa adquieran un compromiso de limpieza del entorno público, no solo en la zona privada donde se realiza el evento. Está muy bien que empleen vasos reciclables, pero no es de recibo la suciedad que dejan en el talud de la Cuesta de Beloso, Media Luna, orillas del Arga, Burlada, etc.
Para dar solución a todo esto, el Ayuntamiento debería aplicar acciones ejemplarizantes, como, exigir a los organizadores un fianza antes del evento y de no cumplir con la normativa vigente sobre el uso del espacio público, debería prohibir el acto.
También sancionar el abandono de residuos fuera de los contenedores y papeleras, obligando a acompañar un fin de semana al Servicio de Limpieza, o a visitar el vertedero de Góngora, con clases de educación… algo similar a cuando alguien pierde el carnet de conducir.
El entorno urbano es de todos y deberíamos tenerlo como lo hacemos con el pasillo de nuestras viviendas. No puede ser el que los jóvenes y a veces no tan jóvenes, estén convencidos que tienen derecho a contaminar y que alguien vendrá después a limpiarlo. Estas posiciones incívicas no beneficia ni a quienes contamina con residuos, ni a la ciudad, ni a nuestros bolsillos.