Anteproyecto Foral de Salud, ¿cura o cronificación?

Irati Sorbet

Médica y miembro de Euskal Herriko Kontseilu Sozialista

2025-ko martxoak 10

El Sistema Navarro de Salud está en crisis. Así lo ha reconocido el propio Departamento de Salud en su anteproyecto de ley. Esta propuesta viene a renovar la ley actual, vigente desde 1990, que hace aguas por todas partes. Las interminables colas en los centros de salud, las listas de espera hospitalarias y la falta de personal sanitario son ejemplos de esta vieja construcción que debe ser renovada. ¿Vendrá esta reforma a mejorar la salud de los navarros, o mantendrá los privilegios de los de siempre? Analicemos las principales propuestas que nos afectarán a trabajadores y pacientes.

El principal problema al que se enfrenta Osasunbidea es la falta de personal sanitario, y el déficit en la atención sanitaria es consecuencia directa de ello. Los trabajadores soportamos intensas jornadas de trabajo repletas de horas extra para mantener este barco a flote. Ante ello el Gobierno de Navarra plantea convertir Osasunbidea y el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra en un ente público empresarial. De esta forma, se impondrá la figura de personal laboral para los trabajadores, con lo que se le dará vía libre a normalizar la movilidad como parche para ocultar la falta de profesionales.

¿Puede esta medida mejorar de verdad la situación de trabajadores y pacientes?

La respuesta es clara, no. A pesar de que diferentes estudios demuestren la importancia de mantener un mismo médico de cabecera para lograr una buena salud, esta ley nos conduce en la dirección contraria. La introducción de la figura de personal laboral traerá consigo un aumento de la flexibilidad. Esto favorecerá la movilidad del personal sanitario entre diferentes servicios y regiones de nuestra comunidad. Los médicos de familia, por ejemplo, tendrán que moverse de su centro de salud habitual a otro para suplir la falta de personal. Estas prácticas ya se vienen normalizando mediante contratos cortos o de especial movilidad entre enfermería o auxiliares entre otros. Las consecuencias de esta medida son claras: si no conocemos a los pacientes ni podemos realizar seguimiento de sus patologías, la calidad de la atención sanitaria va a disminuir. Parece ser que ya no es tiempo para reclamar una atención sanitaria de calidad, y nos tenemos que contentar con ser atendidos. Éstas son medidas paliativas que pretenden maquillar el deterioro del sistema sanitario.

Es evidente que esta reforma es insuficiente para garantizar una buena atención sanitaria. Aun recordamos los discursos que el supuesto “Gobierno del Cambio” realizaba desde la oposición a UPN, acusándole de mantener intactos los privilegios del Opus Dei en materia de salud. Mucho ruido, pocas nueces. Este gobierno es incapaz de intervenir en el sector privado y poner todos los recursos sanitarios al servicio de la mayoría trabajadora. En lugar de esto, las medidas propuestas nos conducen a una inercia en la que mediante pequeñas pérdidas pretenden que nos acostumbremos al deterioro de la sanidad. El verdadero cambio no va a venir de la mano de los partidos institucionales, totalmente incapaces de tomar medidas efectivas. Frente a la normalización del empeoramiento de la sanidad, es hora de que señalemos la crisis del sistema sanitario y a sus gestores y de que la clase trabajadora se organice para construir una alternativa donde la sanidad sea verdaderamente de calidad, gratuita y universal.

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