Altsasu: el partido está amañado

El estadio es muy grande, como una enorme catedral. Eso ya te intimida. Su estructura está diseñada para ello, para que te acojones con solo verlo.

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No has venido de buena gana, te han obligado a disputar el partido, y con resignación, has pensado que lo mejor es hacer frente al encuentro preparándote lo mejor posible. Llevas meses entrenando para este duelo y piensas que aunque las posibilidades son pocas, te lo mereces, que al menos quizás logres un empate y salir con la cabeza alta, digno y firme.

Pero al saltar al campo te das cuenta de lo difícil que será todo… las gradas están llenas de hooligans, los más ultras. Pocos de los tuyos se han podido acercar, ni siquiera les han dejado entradas. Los sientes, sí, sabes que están ahí. De hecho, son quienes te han apoyado durante todo este tiempo quienes te dan el aliento y las fuerzas necesarias para seguir adelante… pero ese ruido atronador, mentiroso, xenófobo y nacionalista que llega a tus oídos desde las gradas te impide concentrarte. Y sin embargo, el partido va a comenzar.

El arbitro se te acerca y te dice al oído que él va con los de casa, que no te va a pasar ni una, que no aceptará tus protestas, que a la mínima… tarjeta, roja y amarilla; que se notará mucho, pero que si hace falta, habrá apagón para que las cámaras no graben las patadas de sus delanteros a tus defensas. Ya te lo imaginabas, pero la cara que se te queda…

Para rematarla, algo totalmente surrealista: A tí te toca jugar con 10 jugadores desde el principio y a la pata coja. La indefensión es total, esta es una batalla de David contra Goliath.

Así será el juicio contra los jóvenes de Altsasu. Poco falta para el pitido inicial y ya vemos que la Audiencia Nacional se quiere asegurar el resultado final para que los 3 puntos se queden en casa, y los 10 de Altsasu, en la cárcel. Y estamos hablando de condenas de 50 y 60 años de prisión. Toda una ironía cuando nos hablan de estado de derecho, proporcionalidad en las penas, igualdad, derecho a un juicio justo, etc, etc.

Y qué podemos hacer ante este despropósito? Poco a nivel jurídico, visto lo visto, pero mucho en lo político y en lo emocional: salir a la calle, convencer a quienes todavía no quieren ver, denunciar esta injusticia y apoyar, arropar, abrazar y acompañar a las familias y a los jóvenes imputados. Por que este partido hay que ganarlo, sea como sea! Perderlo sería una derrota que no nos podemos permitir como Pueblo.

Altsasukoak, aske!

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