AINGERU, EL ÚLTIMO DE LA LISTA
Aingeru Zudaire, un nombre más, un joven más que hasta ahora cierra la lista de personas que han sufrido directamente una agresión con consecuencias físicas y psicológicas graves. En este caso, como en muchos otros que le preceden, un pelotazo disparado por un policía con su lanza pelotas antidisturbios-anti personas, fue el causante directo de las lesiones a las que hoy, Aingeru debe de hacer frente.
Aingeru Zudaire (en nombre de la plataforma 'Justicia para Aingeru, Bestelako polizi eredua'
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El 26 de setiembre del 2012 fuimos testigos de la enésima ocasión en que, policías pertrechados y armados con armas más acordes a una situación de conflicto bélico, hicieron un uso desproporcionado de su fuerza y violencia, en esta ocasión contra una multitud de ciudadanos y ciudadanas que protestaban de forma pacífica ante los recortes sociales que los gobernantes estaban practicando por aquel entonces ante la crisis desatada unos años antes.
Tres años han transcurrido desde que Aingeru perdiera la visión de uno de sus ojos por el brutal impacto, producido por el disparo de una pelota de goma por parte de un Policía Nacional, que bien pudiera haber acabado con su vida. Desgraciadamente, un caso similar mató a Iñigo Cabacas, aficionado del Athletic, en las celebraciones posteriores a un partido de fútbol en Bilbao unos meses antes.
No son hechos casuales o excepciones provocadas por la mala suerte. Como apuntábamos anteriormente estos solo son la punta del iceberg de una larga lista. Existen otros casos más alejados en el tiempo, pero no por ello menos graves e impactantes. Son rostros con nombre y apellidos y una historia de sufrimiento detrás. Muchos casos ni siquiera han sido denunciados, bien por el largo y tortuoso camino a recorrer y con pocas esperanzas de lograr un final gratificante , o incluso por miedo a que el propio denunciante acabara siendo el acusado. Son decenas, son cientos las personas anónimas que han sido objeto de agresiones físicas por parte de la policía en Navarra. Solo por sacar a relucir algunos casos en los que las secuelas que les provocaron fueron irreparables, nombraremos 3 de ellos. Joanes Molina, perdió un ojo por el disparo de un pelotazo en 1994; Mikel Iribarren, al borde de la muerte por el impacto de un bote de humo en 1991; el tercer caso, ocurrido en 1993, afectó al también vecino de Atarrabia Txuma Olaberri, que tras batirse entre la vida y la muerte y superar un coma, el pelotazo que recibió en la cabeza le dejo secuelas cerebrales irreparables para el resto de su vida.
Pero, en este relato, lo más grave es que, en la mayoria de los casos, la agresión ha quedado totalmente impune, no se ha resuelto, ni se ha esclarecido, ni se ha condenado a nadie como responsable de lo sucedido. La pregunta que nos hacemos a continuación es ¿Por qué? ¿ Cual es la razón por la que prácticamente nunca, las investigaciones, cuando las ha habido, han llegado a buen puerto? ¿ No será, que no existe la voluntad suficiente de responsabilizar a los culpables?
Hoy es el día, en el que, los precedentes nos pueden hacer pensar que el caso de Aingeru pueda correr la misma suerte y quedar en la más absoluta impunidad. Reclamar que se investigue hasta el final y se haga justicia se convierte en este momento en algo fundamental. No solo para hacer justicia con Aingeru, también para resarcir de alguna manera las decenas de casos que quedaron impunes y a su vez corren el riesgo de formar parte del saco del olvido.
Pero, mirar solamente al pasado, a lo que ocurrió y meternos en una espiral que nos lleve al punto de partida sería perder una gran oportunidad. Conocer el pasado y señalar las injusticias nos debe de servir para apuntalar el presente y construir un futuro en el que la sociedad se dote de los mecanismos adecuados que garanticen que no vuelvan a suceder casos como los mencionados.
En ese sentido, debemos de acertar a la hora de apuntar cuales son las razones que han permitido el uso de la fuerza contra la población y así, poder proponer soluciones válidas y eficaces. Es en este punto, donde hay que decir alto y claro que el modelo y los criterios que rigen y articulan el funcionamiento y actuación de las diferentes policías que actúan en Navarra, son las razones que han propiciado, creado y facilitado el clima y el contexto idóneo para que estas policías sigan teniendo manga ancha a la hora de utilizar la violencia contra la población, sin temor a ser juzgados y castigados por ello.
Estos, deberían de ser motivos suficientes como para tomar cartas en el asunto e impulsar las medidas y tomar las decisiones necesarias para que en el futuro, el funcionamiento y actuación de las policías que vayan a actuar en Navarra, pivoten sobre la defensa estricta de los derechos humanos de la ciudadanía y garanticen el libre ejercicio de los derechos civiles y políticos.
Ahora, hoy y aquí, en Navarra, donde se respiran aires de cambio, es momento también de hacer notar el cambio en cuestiones tan fundamentales como la que estamos subrayando.En nuestras manos está, en manos de la ciudadanía, reclamar decisiones políticas con ese proposito, para que Aingeru Zudaire sea el último de esta nefasta lista.
Por todo ello y con el apoyo de diferentes colectivos y entidades de Atarrabia, así como con el apoyo de diferentes organizaciones sindicales, vamos a realizar una cadena humana el 12 de Diciembre a las 17,00 horas en la plaza del Ayuntamiento de Atarrabia.