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En Iruñea, cientos de personas se concentraron para despedir emotivamente a Joseba Asirón y abuchear al nuevo alcalde de Navarra Suma, Enrique Maya, y a la concejal del PSN Maite Esporrín, que salió por la puerta de atrás y a la carrera escoltada por guardaespaldas que llegaron a exhibir sus porras extensibles ante los periodistas.

La de Iruñea es quizás la alcaldía más importante, pero para entender lo ocurrido en Nafarroa nos debemos fijar en otras localidades. Allí donde el Cambio no necesitaba del PSN para configurar ayuntamientos de progreso, no hubo problemas. Por ejemplo en Tafalla, donde EH Bildu se hizo con la vara de mando con el apoyo de otras candidaturas de izquierda y Geroa Bai, o en Berriozar y Antsoain, donde ocurrió lo mismo. Sin embargo, donde se hacía necesario que el PSN diera sus votos para evitar que Navarra Suma gobernara, el PSN se votó a sí mismo dejando vía libre a la derecha: así ocurrió en pueblos como Lizarra o Burlata.

Ocurrió también que Navarra Suma votó a favor del PSN para evitar gobiernos de EH Bildu, como en Sartaguda, en el llamado Pueblo de las Viudas por las matanzas de republicanos en el 36. Y esperpéntico resulto también lo ocurrido en Uharte, donde el PSN, con una única concejala, logró la alcaldía al presentar su candidatura y ser respaldada por Navarra Suma y una candidatura de derechas local. Todo para arrebatar la vara de mando a EH Bildu.

En cambio, EH Bildu cumplió con su palabra de evitar gobiernos de derecha, y allí donde era necesario su apoyo al PSN para evitarlo, se lo dieron, como en Biana y Andosilla.

El veto anunciado por el PSN a EH Bildu se extendió, en algunos casos, a Geroa Bai. La coalición liderada por Uxue Barkos perdió una alcaldía importante, la de Eguesibar, que habían gobernado los 4 años anteriores. Ésta quedó finalmente en manos de Navarra Suma al votarse el PSN a ellos mismos.