P. Francés: “Intentan que la gente se calle, tenga miedo y haga dejación a su derecho a recordar”
Buñuel es un ejemplo de cómo las heridas mal cerradas del golpe fascista del 36 siguen supurando. El 26 de agosto de 2016, un grupo de vecinas de la localidad realizaban un acto de recuerdo de los asesinatos que fueron cometidos esa misma noche hace 80 años, en 1936. La nieta de uno de los "cuneteros" de Buñuel arremetió contra las allí congregadas hiriendo de manera leve a Lucio Urtubia, y un militante de UPN les amenazó.
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Buñuel, verano de 2016. El pueblo nos recibe con un axfisiante calor y unas no menos axfisiantes miradas recelosas que pasan al odio cuando nos ven tomar imágenes de las vulneraciones de la Ley de Memoria Histórica que jalonan el pueblo. Estamos acompañadas por Pedro Francés, escritor y memorialista que desde hace seis años organiza un acto de recuerdo a las personas fusiladas en el 36 cada 26 de agosto. Este año, la noticia fué que hubo un herido tras unos incidentes con un familiar de los golpistas. Junto al cementerio de Buñuel, donde sí hay un monolito de homenaje a las personas asesinadas aquel dia, Francés nos explica qué pasó.
“Aquí acabaron siete de los asesinados que ya no los pudieron cargar en la camioneta que venía por la carretera y que habían ido cargando a todos los inocentes que iban arrancando de sus casas”, nos cuenta Pedro, y nos enseña los orificios de bala en la pared del cementerio. “Aquella noche, en unos cuarenta minutos en una camioneta, cuarenta valientes criminales, salieron, y pasando por todas las calles del pueblo fueron haciendo una escarda de ventiséis personas”, relata el historiador.
El acto que celebran desde hace seis años consiste en realizar el mismo recorrido que hizo aquella camioneta e ir de casa en casa de quienes fueron sacados aquella noche para ser asesinados. Pedro nos cuenta la poca implicación de los sucesivos ayuntamientos de UPN y PSN en torno a la memoria histórica y el reconocimiento: “Están permanentemente intentando que la gente se calle, y que la gente tenga miedo, y que la gente haga dejación a su derecho a recordar y a hablar.” Y nos revela un curioso dato: quienes mandan ahora en el pueblo, son hijos de quienes dieron el golpe hace ochenta años.
“Mientras no exista una República -no se de qué tipo- mientras no se acabe con el régimen del glorioso movimiento nacional, es muy difícil dar la vuelta y contar lo que sucedió. Y con la suerte que tenemos que aquí se sabe a todos los que mataron, los que murieron en el frente y en la mayoría de los casos quién los mató, y en la mayoría de los casos quién los mandó matar”.
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