¿Monarquía o República? Miremos más allá
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La abdicación de la corona por parte del rey de España y la sucesión del trono a su hijo Felipe ha avivado el debate sobre el tipo de estado que deseamos para ser más libres. La abolición de la monarquía sería librarnos de un anacronismo que, además, nos ha venido impuesto, pero ¿una futura república puede ser la verdadera solución a los problemas que padecemos la ciudadanía? Si miramos al pasado veremos que en el estado español hemos conocido dos repúblicas, y ninguna de ellas fue capaz de dar solución a los graves problemas que tenía el pueblo. Las dos defraudaron y no cumplieron sus expectativas, las pequeñas mejoras fueron el fruto de la lucha del campesinado y del proletariado de las ciudades.
También podemos mirar a nuestro alrededor, en Francia, una república, gobierna Holland Roden, miembro del PSF y presunto izquierdista, que no duda en aplicar recortes y políticas antisociales. Y en Italia, otra república, ¿quién gobierna?, Matteo Renzi, presidente del Partido Democrático, primer ministro que llega al cargo sin presentarse a las elecciones y recorta a diestro y siniestro.
El momento es interesante y hay que movilizarse pero hay que ir más allá del debate sobre monarquía o república. El tema debería girar en torno a las formas de hacer política y a los contenidos de esas políticas. Ambos son aspectos absolutamente ligados.
Queremos una sociedad más justa e igualitaria, en la que prime el reparto, en la que todas las personas encontremos un hueco en el que vivir, en el que la cobertura de las necesidades básicas esté garantizada, en el que la economía esté al servicio de las personas y no sean éstas las sometidas a deudas ilegítimas, a especulaciones financieras y al incremento incesante de los beneficios empresariales. Naturalmente esos contenidos solo vendrán si la política deja de estar secuestrada y pasa a ser cosa de todas las personas. Lo importante es que la democracia no se reduzca a lo electoral, robándonos cualquier forma de participación y de decisión. Necesitamos recuperar la política que nos ha sido arrebatada, sustrayéndola al sistema de partidos, introduciendo elementos de control y revocación de cargos, así como formas de participación, a través de consultas y refenrendums vinculantes en las decisiones de importancia.
Está bien que las aguas vengan agitadas y procuraremos contribuir a que las cosas no sigan como están. Queremos librarnos de una monarquía anacrónica que nos fue y nos sigue siendo impuesta, pero una república reducida a cambiar al monarca por un presidente, por muy votado que fuera, nos parece un cambio insuficiente. Necesitamos otras formas de hacer política y otros contenidos políticos. Necesitamos un cambio político y social.
¡No a la monarquía, los pueblos deciden! ¡Ciudadan@s sí, súbdit@s no!