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Según han señalado los colectivos convocantes de la marcha, "quienes abocan a este final de Miren son unas políticas económicas, laborales, sociales y de vivienda inhumanas y los gobiernos que las vienen impulsando. También un sistema bancario abusivo que primero engañó y ahora aprieta hasta la asfixia a las personas".

Según han denunciado en la rueda de prensa, "ella fue despedida de manera discriminatoria e injustificada por Faurecia junto con 10 compañeros, con el único objetivo de machacar y chantajear a la plantilla para que aceptara el empeoramiento de sus condiciones de trabajo. Año y medio más tarde, Faurecia ha contratado a 36 eventuales y se meten 4.316 horas extras. En el año 2014, el grupo Faurecia ha tenido 166 millones de euros de beneficios".

"Acabó en el paro, seguramente convencida de que sería algo temporal, pero poco a poco fue encontrándose con negativas de empresas y con una prestación de desempleo que se comenzaba a terminar. Su ex empresa no le dejaba ni pasar a las instalaciones de la que fue su lugar de trabajo, la tenían en una lista negra por luchar contra su despido. Los servicios de empleos, desbordados e incapaces, no fueron capaces de ofrecerle ninguna salida laboral, tampoco sus esfuerzos valían de mucho. Llegaron la depresión y el sentimiento de no sentirse útil, las noches sin dormir pensando un futuro oscuro, casi negro".

Según relatan los colectivos, su inquietud social y el ver cercano el final de su prestación le acercaron a las PAHs, convencida de que si no encontraba pronto empleo no podría pagar una hipoteca que hasta ahora pagaba puntualmente. Ayudo a otras personas en su lucha contra las cajas, se apoyo en la incuantificable ayuda de compañeros y compañeras; y llegó su turno. "Le pidió a la caja Laboral renegociar su deuda, convencida o no del carácter cooperativista y social de una caja que dice ser diferente, pero se encontró con la misma fría y calculada respuesta. Una respuesta que no entiende de situaciones críticas, de angustias, de depresiones, de personas al fin y al cabo. Le llegó un frío e impersonal burofax donde le negaban reestructurar su deuda, la gota que colmó el vaso de su terrible situación". 

"Ella se quitó la vida, pero fueron Faurecia y sus colaboradores los aprobaron una reforma laboral que permitió su despido, los que la empujaron. Fue una crisis y un Gobierno que salva bancos y empresarios en lugar de asegurar a las personas lo mas mínimo la que la empujó a quitarse la vida. El paro y las políticas antisociales en materia de empleo y vivienda le acercaron a tan terrible decisión. La Caja Laboral con sus prácticas usureras le dieron el último empujón con desprecios, oídos sordos y sobres que negaban una ayuda de la que no hablan sus balances y ratios".