La Medalla de Oro de Navarra, para el movimiento obrero

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Mientras comíamos, ha surgido el debate. El vino y los marianitos anteriores han soltado nuestras lenguas y nos hemos atrevido a decir esas cosas que no son políticamente correctas dentro de la izquierda, pero que todos sabemos: hubo quienes durante el Franquismo, pese a no ser precisamente desafectos al Régimen, hicieron "cosas buenas" por Navarra. Es decir, y que quede entre nosotros, que no fueron unos auténticos bastardos todo el rato de su vida. Que aunque se aprovecharan de la Dictadura para hacerse ricos o vivir con extraordinaria placidez, como diría Mayor Oreja, de vez en cuando hacían algo "bueno" que sería bien recordado por la prole, por el pueblo llano.

Me estoy refiriendo a Felix Huarte. No quiero entrar en el debate de si era o no una buena persona. Estoy seguro de que sus allegados, amigos y demás afirmarán que lo era, y no voy a ponerlo en duda. El padre o el abuelo de cada uno siempre es el mejor.

Pero una cosa es lo que la familia y los amigos le reconozcan a uno, y otra muy distinta que una institución pública como el Gobierno de Navarra te entregue una medalla. Por cierto, una Medalla de Oro ya bastante devaluada, ya que hace unos años les fue entregada a UGT, CCOO y la CEN. Pero bueno, un reconocimiento público al fin y al cabo.

La obstinación del Gobierno de Navarra es, además de una afrenta para los familiares de los esclavos que contruyeron a las órdenes de Huarte el infame Monumento a los Caídos, una burla al movimiento obrero de Nafarroa. Porque se viene a decir que este personaje fue la pieza clave de la industrialización del herrialde, y a mi me parece que ya está bien de comulgar con ruedas de molino. Que siempre han sido los empresarios, los emprendedores o los listillos aprovechados que se arriman al árbol que mejor sombra da, llamémosles como querais, los que han sacado este país pa´lante. Y ¿qué hay de la clase obrera? ¿Quiénes eran las que manejaban las máquinas, los que ponían la fuerza de trabajo, los que morían en los accidentes laborales? ¿Quiénes eran las que todos los días madrugaban para ir a las fábricas y producir esos bienes de consumo con los que los patronos hacían negocio obteniendo la consabida plusvalía?

Pues ya es hora de recordar que fue esa clase obrera la que con su lucha nos legó una serie de derechos, ahora tan recortados y tan txikititos que casi ni se ven por culpa de las mil y una vuelta de tuerca del neoliberalismo. Gente que con una capacidad de lucha y una entrega enorme salió a la calle, hizo huelgas, se enfrentó al patrón, a la policía y a los gobernantes para mejorar sus condiciones de trabajo y la sociedad en general. Los y las que lucharon por unos servicios públicos como la educación y la sanidad, por las 40 horas laborales, por la seguridad en el puesto de trabajo, contra la contaminación, por unas viviendas dignas…

Si alguien se merece una medalla de oro esa es la sociedad navarra que durante el franquismo luchó por los derechos de la ciudadanía y por la libertad.  En sus puestos de trabajo o en la calle, sacando adelante a sus familias o educando en otros valores a las generaciones que hoy estamos invitadas a seguir con sus luchas en todos los ámbitos.

 

Nunca premiarán a esa clase trabajadora quienes día si y día también tratan de anularla para mantener sus privilegios. Solamente premiarán a los sindicatos que han abandonado las trincheras de la luchas de clases para ocupar sillones millonarios en consejos de dialogo social. A los otros, palos y más palos.

Pero si alguien se merece una medalla de oro esa es la sociedad navarra que durante el franquismo luchó por los derechos de la ciudadanía y por la libertad.  En sus puestos de trabajo o en la calle, sacando adelante a sus familias o educando en otros valores a las generaciones que hoy estamos invitadas a seguir con sus luchas en todos los ámbitos.

Por lo tanto, que se dejen de medallas y de reconocimientos extemporáneos y escuchen lo que les dice la calle: basta de recortes y de destrucción de empleo y tejido industrial, basta de hacer negocio a nuestra costa, basta de robarnos y vaciar las arcas públicas, dejad de arrasar los servicios públicos, ¡que se vayan todos!

¡Si es que todavía les tendríamos que "esclavizar" para demoler el Monumento a los Caído! Pero nosotros nunca caeremos tan bajo, esa no será nuestra venganza. Nuestra venganza será crear una nueva sociedad basada en valores de justicia y solidaridad. Y no lo haremos por una medalla.

Gehiago