La casera que dejó en la calle a una madre con su bebe de 8 meses no entrará en prisión pese a la condena de 4 años

La casera, que fue condenada a dos años por el delito de coacciones y otros dos años por el delito de hurto agravado, ha visto suspendida su entrada en prisión. El Sindicato de Vivienda de Haritu denuncia la impunidad de los propietarios para "echarnos de nuestra casa y robarnos las pertenencias".

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La Sección segunda de la Audiencia Provincial de Navarra ha decidido conceder el beneficio de la suspensión de la pena a la multipropietaria pamplonesa que dejó en la calle a una mujer con su bebe de 8 meses pese a que la inquilina tenía contrato en vigor y todos los pagos al día. Haritu recuerda que les cambió la cerradura mientras estaban fuera de casa y que les fueron sustraídas todas las pertenencias que tenían en el interior “dejándolos así en la calle sin ningún recurso y sin sus bienes más básicos.”

El Sindicato de Vivienda de Haritu, que se muestra contrario al punitivismo y las penas de cárcel, trató de que se estableciera un proceso de justicia restaurativa, pero ni la Audiencia ni Fiscalía accedieron a ello. Ante la decisión de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de suspender la pena denuncian “la impunidad de la que gozan los caseros, incluso en acciones tan gravosas como estas”, y ponen como ejemplo que la propietaria va a evitar la prisión pagando 6.000 euros de multa “cantidad que, como propietaria y arrendadora de varios pisos, podrá cubrir sin problema en un breve plazo con las rentas de sus inquilinos”. En el otro lado de la balanza, la situación de Ángela y y su bebé, que tras verse expulsadas ilegalmente a la calle de un día para otro “deambularon de casa en casa, de habitación en habitación, durante casi tres años, hasta encontrar una situación estable material y emocionalmente”.

“Los caseros no sólo saquean nuestro salario vía rentas de alquiler, sino que además gozan de impunidad para echarnos de nuestra casa y robarnos las pertenencias. El claro carácter clasista en términos judiciales y penitenciarios se traduce en eso: los pobres nunca salen y los ricos nunca entran”.

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