Imagina un Día de Navarra sin ejércitos
2014-ko azaroak 7
Nuevamente me levanto por la mañana y me cabreo. Ya lo dijo hace tiempo alguien en un juicio a un insumiso: el derecho a la agresividad existe. Me cabreo porque quienes se han arrogado el derecho absoluto a la violencia maniobran de nuevo en el polígono de tiro de las Bardenas. Mal presagio: ruido de sables. ¿Qué será ahora? De nuevo Afganistán, Siria, Irak… ¿O cualquier otro de los intereses de los Estados Unidos de aquel premio Nobel de la Paz que terminó siéndolo de la Guerra?. ¿Más “gastos sociales”? como dijera el Ministro de Defensa español Pedro Morenes.
Y yo, y supongo que muchos, seguimos soñando con que un día las Bardenas dejarán de ser un laboratorio militarista y se convertirán en un verdadero parque natural. ¿Te imaginas?. “No con mi tierra, no a la guerra”. ¿Pero que haría falta para conseguirlo? Tal vez que nos centráramos un poco en un problema que tenemos en casa. Muchos grupos internacionalistas hacen un encomiable esfuerzo por causas del todo justas: Palestina; Kurdistan, Sahara… y todas son necesarias. Pero que se unieran fuerzas para quitarnos de encima el polígono repercutiría mucho en estos pueblos. Es más, le haríamos un favor a la humanidad y a nosotros mismos. ¿Te imaginas en un futuro una exposición en la Ciudadela de Pamplona de cómo se consiguió arrebatar todo un parque al uranio de la guerra? ¿Y una charla sobre la historia del movimiento de la insumisión en la Sala de Armas? ¿Y un video sobre la paz entre Palestina e Israel en el Polvorín? ¿Te imaginas una fortaleza para un uso pacifista y sin las exposiciones militaristas habituales?
Tal vez es que hay desunión. Hubo un tiempo en el que las marchas contra el polígono eran verdaderamente tumultuosas y diversas. Gentes de todos los pelajes y corrientes políticas se aunaban con el mismo fin. Hubo problemas y diferencias importantes. Unos empezaron a juntarse a la celebración del Día de Navarra con nuestros hermanos del otro lado de los Pirineos. Otros siguieron, tal vez con el malestar de haber reñido con tus hermanos; un poco más huérfanos, aunque tenaces. Pero, ¿tiene sentido, en este nuevo tiempo, estar separados?. Unos entraron decididamente en un proceso de paz y han demostrado con actos masivos de desobediencia como el muro popular, (cosa que antes era casi sólo objeto de la vanguardia insumisa) la renovación de una nueva cultura política que tiene mucho que ver con sus propias corrientes internas de desobediencia civil y con las pacifistas externas. Todo lo cual acerca posturas al pacifismo rebelde contra el Polígono, a la paz aquí y a la paz en el mundo. ¿Te imaginas? ¿Te imaginas una abuela de las Bardenas haciendo la clásica escena de “Lo que el viento se llevó”? Cogiendo un puñado de tierra: “no a la guerra, no con mi tierra”. ¿Qué más da donde se haga? En Baigorri, en Las Bardenas, en la Sakana, en el Roncal… El comunicado sería parecido y, además, un lip-up es un lip-up, ¿no? ¿Te imaginas? Tal vez, habría también que desempolvar el “viejo” traje amarillo de la insumisión y tornearlo naranja.
Sí, es cierto. ETA debe destruir las armas y disolverse pacíficamente. Y, cueste lo que cueste, hay que conseguir que desaparezca, pacíficamente, la Guardia Civil. Sí, todo es cierto. Pero para que un día podamos decir que somos parte de una Navarra pacífica, neutral y mediadora en los conflictos internos e internacionales hay primero que imaginársela. Un buen día te levantas y ves fotocopias de portadas de periódicos pegadas en las paredes que anuncian “Desmantelamiento del Polígono de Tiro de las Bardenas”. Sí, alguien utilizó el photoshop. Pero, ¡qué alegría, no?!. Se anuncia una marcha de agricultores y ganaderos por la paz. Un proyecto medioambientalista y naturalista se pone en marcha. Alguien reivindica una Ribera Cañamera. Y hay quien organiza un puesto de Tiro Pastelero contra el Guerrero. La mayor cacerolada de la historia tiene lugar en todas las capitales de merindad. En los colegios, los adolescentes escriben una redacción a la pregunta ¿qué son las Bardenas para ti?. Y, por fin, nadie tuvo que explicar que es un lugar donde los aviones se entrenan para hacer guerras que detestamos y que ni muchísimo menos son gasto social; sino parte de la historia de nuestro nuevo modelo de defensa: la unión social. Y, por fin, Navarra votó que no: No con mi Tierra, no a las guerras. ¿Te imaginas?