El modelo agrícola y ganadero intensivo y contaminante pone en peligro el futuro del sector en Nafarroa

El documento “Radiografía de la Soberanía Alimentaria en Navarra: análisis de indicadores seleccionados” elaborado por ARREA, Mugarik Gabe Nafarroa, Mundubat e IPES evidencia que el modelo de producción y de consumo en el herrialde no es sostenible. Activistas y colectivos que trabajan por un sistema productivo y alimentario sostenible, saludable y justo, reclaman medidas para revertir la situación.

2022-ko martxoak 1

El documento “Radiografía de la Soberanía Alimentaria en Navarra: análisis de indicadores seleccionados” analiza algunos aspectos del sistema agroalimentario en Nafarroa, partiendo de unos indicadores que evidencian el modelo de producción y de consumo.

Por un lado, está la cuestión del acceso y uso de la tierra agraria. La misma es la base de la producción alimentaria y, de acuerdo con la radiografía, está reduciéndose en las últimas décadas en tanto se pierde suelo fértil y la mayoría de ésta se destina a la alimentación del ganado. Se estima que sólo alrededor del 25% de la tierra de cultivo es utilizada directamente para la alimentación humana.

Por otro lado, el modelo productivo agrario es insostenible según la mayoría de los indicadores analizados. Por ejemplo, la tendencia creciente del uso de abonos químicos y pesticidas en el campo, especialmente el de los abonos nitrogenados y de los herbicidas. Esto contrasta con La Estrategia Europea de la Granja a la Mesa (con la que el Gobierno de Navarra está alineada), la cual establece, entre otras cuestiones, una reducción del uso de plaguicidas del 50% y un mínimo del 20% de fertilizantes químicos para el 2030.

Del informe se deduce, así mismo, que la ganadería predominante en Nafarroa pertenece a un modelo intensivo con ganado permanentemente estabulado, sin aprovechamiento de los recursos locales y desvinculado del territorio, lo cual provoca numerosos impactos ambientales, climáticos y sociales, tanto aquí como en otros lugares del planeta (entre otras razones, por la ingente cantidad de pienso que consume elaborado en gran parte con soja proveniente de América Latina).
Es especialmente alarmante el caso del porcino, con más del 99 % del ganado criado de forma industrial y que ha aumentado entre 2011 y 2020 un 43%, hasta alcanzar los 685.000 animales. El aumento producido en el Estado Español en el mismo periodo ha sido del 27%.

Además, los cerdos al aire libre, en extensivo, han disminuido hasta ser meramente testimoniales (menos del 1%), por una política agraria que les impide, por ejemplo, salir a pastar en los comunales navarros.

Por último, están desapareciendo las personas productoras y las explotaciones agrarias. Estas últimas en los últimos 15 años se han reducido a la mitad, a la par que se produce una pérdida de diversificación y crece la concentración en menos manos, muy especialmente en los modelos más intensivos, como es el caso de las explotaciones del cerdo y el vacuno de leche.

Aumento de la producción ecológica, motivo de esperanza

Pero, afortunadamente, existen algunos indicadores que visibilizan cambios en el buen camino. Por ejemplo, la superficie de producción ecológica y el número de personas productoras inscritas en Nafarroa está aumentando.

El Manifiesto por la Soberanía Alimentaria pide el apoyo de toda la sociedad a la agricultura local, sostenible, a pequeña escala, a la ganadería extensiva y a las personas productoras que cuidan y trabajan la tierra para proveer de una alimentación adecuada al conjunto de la ciudadanía, a la vez que se desincentivan los modelos más intensivos y contaminantes.

“La transición hacia este modelo exige crear estructuras mixtas de participación y decisión, donde se integren todos los agentes implicados: personas productoras, consumidoras, administraciones, asociaciones… para trabajar en una Estrategia Agroalimentaria a desarrollar en común”, subrayan sus impulsores.

Desde el 21 de febrero, permanece abierto un proceso de recogida de adhesiones al mismo “para poner en marcha una verdadera transición hacia un sistema agroalimentario cuyo objetivo sea alimentar a la población, que no hipoteque a las generaciones futuras, que respete la naturaleza, el mundo rural, las personas productoras y sea solidario y justo con otros territorios”.

Gehiago