Cacerolada contra el racismo y la xenofobia

Hoy 21 de marzo es el Día Internacional para la eliminación de la Discriminación Racial y Sos Racismo ha convocado una cacerolada en ventanas y balcones “contra el virus de la discriminación racial”.

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Todos los países, tras la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos hace más de 70 años (diciembre de 1948), apostaron por las personas como sujetos de derechos, sin distinción de sexo, color, creencias, religión u otras características.
Sin embargo, desde las organizaciones antirracistas y defensoras de los derechos humanos consideran que esta Declaración se nos está olvidando. “Las prácticas discriminatorias son frecuentes, sobre todo contra los, gitanos, migrantes, refugiados y los afro descendientes.”

Por eso consideran importante que las historias se conciban “replanteando desde cero las narrativas. La manera de contar la historia es la primera que condiciona como se percibe esta y la responsabilidad de medios y organizaciones es contar las historias huyendo de polarizaciones tradicionales” entre buenos y malos.

“Hablemos de historias de personas. De personas cuya realidad se construye, entre otras, en circunstancias positivas de superación y responsabilidad. Esas circunstancias pueden despertar un sentimiento de admiración hacia alguien capaz de enfrentarse a situaciones dramáticas para cambiarlas, hacia alguien que trata de tomar las riendas de su futuro”, dicen en el comunicado difundido con motivo del Día Mundial contra el Racismo y la Xenofobia.

“Las comunicaciones pueden incluir reconocimiento y ensalzamientos de valores solidarios y empáticos. Estos se encuentran en todos los seres humanos y, por lo tanto, en todos los perfiles de receptores de las informaciones acerca de las personas que padecen el racismo y la xenofobia”, continúan.

Llamas así mismo a evitar comunicaciones defensivas hacia los grupos y mostrar las posibilidades de cambio, las oportunidades y las soluciones al escenario de las personas.

Al mismo tiempo, llaman a denunciar las violaciones de derechos asociadas al modelo de gestión migratoria actual. “Europa y España cada vez se es más intolerante, el avance y la reaparición de la ultraderecha populista, racista y xenófoba, son los síntomas de una transformación que se apoya: en el descrédito de sus gestores políticos alimentado por la corrupción, la mala gestión de los recursos públicos, la falta de ética, el despotismo antidemocrático; y en lo social, por el desmantelamiento de los “estados de bienestar” puestos en pie tras la segunda guerra mundial, eliminando importantes conquistas laborales, sociales y ciudadanas. En su lugar se han implantado una serie de medidas antisociales: el trabajo precario, los desahucios, la no universalidad de la sanidad pública, los recortes en el ya escaso gasto social y en los fondos destinados a la integración social”, recuerdan.

“La sociedad actual que solo busca el interés económico a base de consumir cada vez más, va a acabar con el planeta, y necesita para mantener el sistema de desarrollo y de privilegios de las élites socioeconómicas, que se siguen recortando derechos y libertades, necesita de una mano de obra barata y vulnerable dentro y fuera de sus fronteras, necesita que decenas de miles de personas, no estén regularizados, no tengan derechos”, denuncian.

Las políticas migratorias y de asilo “siguen exclusivamente centradas en el control, en el cierre y la externalización de fronteras, con acuerdos de la vergüenza con terceros países como Marruecos o Turquía, criminalizando el derecho a la libre circulación y generando espacios de impunidad donde las personas quedamos reducidas a cifras y porcentajes y donde los derechos y la vida quedan en suspenso”. Consecuencia directa de estas políticas son las cifras de muertes, que ascienden a 1246 personas en el 2019, según la OIM, Organización Internacional de las Migraciones, asociada a la ONU, cuando intentaban acceder a UE por la Frontera Sur.

Por ello siguen denunciando la ley de extranjería “como paradigma de Racismo Institucional, una ley que atraviesa y condiciona las vidas de las personas por su origen y condición, que justifica la persecución y el hostigamiento en forma de controles y detenciones racistas, la privación de libertad y maltrato en forma de Centros de Internamiento, la construcción de muros y vallas, devoluciones en caliente, actuaciones policiales criminales, las vulneraciones de derechos, que se convierten en poderosas razones para seguir luchando con más fuerza por el derecho a vivir dignamente”.

En este sentido subrayan que las migraciones forzadas no desaparecerán “mientras existan las causas que las motivan, como las guerras, la desigualdad económica y social, el cambio climático, la falta de libertades, que derivan del actual modelo de desarrollo económico y social”.

A todo lo anterior se añade el empeoramiento de las condiciones sociales y laborales, de la población global, que siguen haciendo más profunda la fractura social “alimentando los prejuicios existentes, generando miedo y odio, y rechazo contra la comunidad de origen extranjero y gitana, que siguen representando un laboratorio para experimentar con los límites normativos y la exclusión”.

Por eso llaman a combatir “el miedo al otro, al diferente” y a actuar y denunciar toda forma de discriminación, exigiendo la derogación de la Ley de Extranjería y la Ley Mordaza, así como el cierre definitivo de los Centros de Internamiento (CIE). “Reclamamos la diversidad como característica intrínseca de nuestra sociedad, como valor central: en nuestra diversidad reside nuestra fortaleza y capacidad de resistencia, es nuestra diversidad la que debería definir y estructurar cada normativa y nunca al revés”, concluyen.

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