Ahora que se los han llevado…

2015-ko maiatzak 22

Me parece curioso observar la esperanza como el último eslabón de la cadena humana aferrada a su propia esperanza, valga la redundancia. Como si de esta agua nunca habríamos bebido, nos seguimos aferrando a ella como si creyéramos que las películas con finales bonitos conforman nuestra vida y de repente, zataplás, los astros se alinean de tal manera, que las cosas feas y los malos presagios no tienen ninguna cabida en estas, nuestras historias. Pero los finales bonitos ocurren cuando somos nosotros mismos los dueños de nuestro destino, pero nos olvidamos que pertenecemos a un sistema que mueve los hilos al compás de sus propios intereses sobre los nuestros, reprimiendo los diferentes ritmos y sensibilidades de cada persona, de cada pueblo, de cada cultura, de las distintas inquietudes que nos mueven desde lo más profundo y nos obligan a hacer, a ser lo que no que nunca soñamos, a tener lo que no queremos poseer. Por eso, otra vez el final se tiñó de gris y por eso, otra vez se llevaron a nuestros amig@s, a pesar de pintar la historia de naranja resplandeciente y de mantener la esperanza y la ilusión candente hasta el último instante.

Y mi pregunta es, ahora que se los han llevado, ahora que ocupan una nueva celda a cientos de kilómetros de su gente, el mundo respira más tranquilo?, ahora, dormís en paz con vosotros mismos?, ahora, la sanidad, la educación, los problemas del día a día se han solventado?, ahora, el mundo ha mejorado?, ahora, con una nueva condena por parte del Estado, el terrorismo en esta tierra se da por finalizado?,…, me asaltan tantas preguntas, tantos interrogantes con sus respuestas inacabadas…

Y no sé vosotros, pero yo, desde mi pequeño rincón, sólo observo la desolación de madres y padres, de hermanos y hermanas, de todas las personas  que les echamos de menos, pero aquí seguiremos, peleando por colorear nuestros horizontes y esperando a que vuelvan para amarles con la misma intensidad de siempre y hacerles protagonistas de una película con el final que deseemos…. Y observando en cada una de las fotos la sonrisa permanente de Ibon, siempre, tan valiente, doy por sentado, que lo conseguiremos…

Gehiago