5 años después de Aiete y el final de la lucha armada de ETA, no hay avances en las prisiones

Mañana se cumplirán 5 años de la tregua de ETA, declarada tras la Declaración de Aiete. Aquella conferencia trasladó esperanza e ilusión a la sociedad vasca, y en ella se planteaban varias peticiones a los diferentes agentes implicados en el conflicto. ETA cumplió con lo que se le exigía, y pese a que la inmensa mayoría de la sociedad creyó entonces que se abría un proceso de resolución, a día de hoy no hay avances por la actitud de los gobiernos de Madrid y París.

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Ambos ejecutivos se han negado a entablar canales de negociación con la organización armada, ni siquiera han querido monitorizar su proceso de desarme, y han continuado acosándola con operaciones policiales que incluso han obstaculizado la entrega de armas. La estupefacción de los facilitadores internacionales no tiene parangón. Afirman no haber visto nunca algo parecido.

Pero quizás el mejor termómetro para medir el inmovilismo y la actitud intransigente de los estados sea el mantenimiento de la política penitenciaria, incluso su ensañamiento con los presos políticos gravemente enfermos.

Hace cinco años, había 665 presas y presos vascos dispersados en 71 cárceles (alejados 98,8%), únicamente 8 (1,2%) se encontraban en las prisiones de Euskal Herria. Hoy, cinco años después, pese a que el número total de prisioneros ha bajado muchísimo por la derogación de la Doctrina Parot y por el cumplimiento total de las condenas, son 360 los y las presas vascas dispersadas en 70 (alejados 99,17%) cárceles; de las cuales, sólo 3 (0,83%) se encuentran en Euskal Herria. Es decir, no se ha dado ningún paso en el acercamiento de los y las presas políticas. Es más, el alejamiento ha aumentado.

En octubre del 2011, había 70 (10,5%) presas y presos vascos, a los cuales se les aplicó una doctrina de excepción para evitar su libertad aún habiendo cumplido su condena. Hoy, cinco años después, son 48 (13,3%) las presas y presos vascos a los que afecta el no cómputo de la condena cumplida en el Estado francés; de los cuales, 7 deberían estar ya en libertad.

Los profesionales de la salud siguen alertando de la situación de los presos enfermos, que a día de hoy se cifra en 10. En este sentido, cabe destacar la situación de Ibon Iparragirre y Txus Martin, que además de su extremadamente grave estado de salud se encuentran completamente solos. En esta misma tesitura están el 6,1% de los y las presas del colectivo. Y el porcentaje de presos y presas vascas que se encuentran en régimen de aislamiento, sigue siendo altísimo, comparado con el porcentaje de la población reclusa en general.

Y en cuanto a las comunicaciones, a día de hoy, siguen estando limitadas y controladas, igual que como hace cinco años. Lo mismo que pasa con el derecho al estudio.

La Red en defensa de los derechos de los y las presas políticas vascas Sare concluye que en las cárceles “se siguen vulnerando los derechos humanos, y además, algunos datos muestran que hasta ha empeorado la situación”. Solicitan una mayor implicación de todas y todos “para no dejar escapar esta oportunidad histórica de enderezar un escenario de paz definitivo, donde las vulneraciones de derechos sean cosa del pasado”.

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