Periodista denuncia haber sido identificado y amenazado por la Guardia Civil durante la visita de los reyes españoles
Los guardias civiles le retuvieron, le quitaron el móvil, no le permitieron guardar el vídeo, y le amenazaron con denunciarle por un delito grave de atentado contra la autoridad cuando cubría las protestas por la visita de los reyes españoles a Nafarroa el pasado lunes. Finalmente, la Delegación del Gobierno ha confirmado que la denuncia no ha sido tramitada.
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Mikel Urabaien Otamendi, periodista de Diario de Noticias y colaborador de medios como Argia, fue identificado por guardias civiles y amenazado con ser denunciado por atentado contra la autoridad después de grabar unas imágenes de empujones por parte de los policías durante una concentración de rechazo a la visita de Felipe VI y Letizia Ortiz a Zizur Txikia. Además, los agentes lo retuvieron, le retiraron el móvil y detuvieron la grabación, por lo que no pudo archivarse.
Su identificación se suma a la de otros dos manifestantes, explicaron desde el Gaztetxe Esparru, que se sumó a la convocatoria inicial de los sindicatos ELA y LAB. Las personas fichadas por la policía, según explicaron desde el centro okupado de la vecina localidad de Zizur Nagusia, llegaron al lugar de encuentro por la zona a la que solo se permitió acceder a personas pro-monárquicas que fueron a dar la bienvenida a Felipe VI y Letizia Ortiz.
La seguridad de la Casa Real se cercioró de que la estampa rojigualda con sonido de fondo de vivas al rey fuese lo único que pudieran cubrir los periodistas acreditados para la visita oficial. Para ello, además, la Guardia Civil mantuvo las protestas alejadas a casi medio kilómetro de la zona de llegada de los monarcas.
Algunos de los jóvenes que se encontraban en la concentración republicana decidieron atravesar un campo de cereal que separaba su ubicación de la de los monárquicos para que sus protestas fuesen escuchadas y, portando pancartas críticas, comenzaron a caminar. Entonces, la Guardia Civil corrió tras ellos y, “aunque se retiraron al momento”, el teniente-coronel al mando del dispositivo comenzó a empujarles y gritarles”, relató Urabaien. “Fue entonces cuando corrí detrás, móvil en mano, grabando lo que pudiera ocurrir”, narró.
El periodista asegura que a la carrera ya se identificó como tal, aludiendo a que tenía derecho a grabar. A pesar de ello, el oficial se giró hacia él y se le encaró tratando de quitarle el teléfono y gritándole que no grabara. “En ese momento, escondí el móvil a la espalda sin parar el vídeo, para que el audio quedara registrado, le puse la mano que tenía libre al guardia civil en el pecho y me lo quité de encima para dar media vuelta y evitar líos”, explicó el reportero.
Pero otros cuatro agentes le rodearon, le agarraron de los brazos y le quitaron el móvil. “Después me empezaron a retorcer las muñecas sin necesidad, porque no me estaba resistiendo, mientras me pedían que les diera mi carnet de identidad inmediatamente”, cuenta. “Yo les dije que no podía, porque ellos no me dajaban, algo que ahora interpreto como una provocación en busca de una reacción que justificara su actuación ilegal y desproporcionada. Finalmente me dejaron darles mi DNI y me notificaron que quedaba denunciado por “agresión a la autoridad”, en palabras de los guardias civiles, un delito grave recogido en el Código Penal como atentado a la autoridad.
Tras la publicación del relato de Urabaien en Diario de Noticias, la Delegación del Gobierno de Navarra informó al periódico de que no hay notificación de denuncia alguna por parte de la Guardia Civil. En cualquier caso, recalca el identificado, “no puede obviarse la vulneración del derecho a la información, agravada por un dispositivo que atentaba contra la libertad de expresión”. Es más, el periodista se pregunta: “¿Qué pasaría si no hubiera vídeos a plena luz del día? ¿Y si yo no fuera periodista?”