Comunicado del EPPK a la sociedad vasca
El Colectivo de Presos Políticos Vascos quiere hacer una lectura de la situación que se ha acentuado en los dos últimos meses en las cárceles, con especial atención a algunos hechos que se han puesto de manifiesto con crudeza.
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En primer lugar, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a todos los que os preocupáis por la situación de los presos y presas políticas vascas y lleváis a la calle y a las instituciones la reivindicación de nuestros derechos.
El encierro por la pandemia se ha convertido en un doble encierro para los presos políticos vascos. Algunas de las medidas adoptadas en los centros penitenciarios durante este periodo han supuesto un mayor perjuicio para nuestras condiciones de vida. Las relaciones y la comunicación con nuestros familiares y amigos todavía se han reducido más, sobre todo por la política penitenciaria de excepción y el alejamiento que todavía hoy se mantiene vigente.
El objetivo de esta política penitenciaria es desmantelar y destruir personal y políticamente a los presos políticos vascos. Para ello establecieron el alejamiento y la dispersión, y por eso siguen aplicando esa política excepcional, tratando siempre de hacerles más indefensos y vulnerables. Son muchos los miembros que sufren enfermedades físicas y psicológicas como consecuencia de esta cruel política penitenciaria, o a quienes se les han acentuado esas enfermedades por esta políticia penitenciaria.
La situación actual de Patxi Ruiz, como la de muchos otros miembros, es consecuencia de esa cruel política penitenciaria de excepción. La situación de otro preso político vasco al que esta política penitenciaria inhumana ha llevado hasta el punto de explotar psíquica y físicamente. La situación del compañero al que se le ha apretado hasta el punto de tomar la decisión de emprender una lucha dañando su propia salud. Este tipo de situaciones han sido desgraciadamente conocidas entre los presos políticos vascos en un lejano y no tan lejano pasado. Durante el periodo de esta pandemia se han producido tres episodios desafortunados en las cárceles. Los tres han necesitado una gestión diferenciada. Entre ellos, el de Julen Atxurra, que ingresó el pasado 13 de mayo en el hospital por un derrame cerebral. Y no podemos olvidar que en la actualidad son 17 los presos políticos vascos con enfermedades físicas o psíquicas graves: hay miembros mayores de 60, 65 o 75 años; somos muchos los que llevamos más de 20, 25 o 30 años en prisión. Y no podemos olvidar que la prolongación en el tiempo y la permanencia en esta situación hace más vulnerable a quien está en prisión, porque esta política penitenciaria pretende herir a los y las presas políticas.
En este tipo de situaciones el colectivo ha apoyado y apoyado a la persona que lo necesita, solicitando soluciones a la cárcel y buscando iniciativas lo más eficaces posibles. Pero es imprescindible que desde la calle se actúe con la misma responsabilidad, acompañando a los y las presas en su lucha. En las conclusiones del Debate del EPPK de 2017, citábamos “iniciativas que vamos a llevar a cabo en sintonía con la ciudadanía para responder a los ataques de la cárcel”. Y siguiendo este criterio, nos parece fundamental ayudar a los y las miembros más vulnerables y priorizar la salud de la persona presa. También consideramos fundamental que las luchas por los derechos de las personas presas y su despido sean efectivas y que se coordinen iniciativas para duplicar esfuerzos.
Tras la protesta iniciada por Patxi Ruiz el pasado 11 de mayo en la prisión de Murcia II, la actuación de los miembros del EPPK en esta prisión ha sido desde el primer momento de solidaridad y apoyo. También desde el primer momento le pidieron a Patxi que dejara la huelga de hambre y sed para priorizar su salud. Por otro lado, en un primer momento se pidió a la cárcel que pusiera a Patxi en un módulo normal con otro compañero. Ante la persistencia de mantener la protesta iniciada, se les solicitó al médico y los responsables de la prisión qu garantizaran la salud de Patxi y que fuera trasladado al hospital. El 19 de mayo, los miembros de Murcia II lograron el traslado de Patxi a un módulo junto a otros tres compañeros, mientras que la noche del 22 fue trasladado al hospital.
El EPPK considera muy grave la actuación de un determinado sector ante la extrema decisión de Patxi Ruiz. Cuando las condiciones de la prisión hacen peligrar la vida de cualquier preso, garantizar su salud es una prioridad inexcusable. En este caso, los miembros de Murcia II también han actuado de esta manera, y así lo van a hacer en adelante, ellos tenían conocimiento directo de la situación de Patxi Ruiz y continuarán exigiendo una solución al director de la prisión. Este sector, por su parte, ha querido aprovechar toda esta situación para atacar a los miembros del EPPK, EH Bildu, Etxerat, Sare y Sortu, acusándoles de no hacer nada para solucionar la situación de Patxi y, aun más, culpabilizandoles también de la situación general. Al mismo tiempo, han intentado aprovechar la buena voluntad de mucha gente que se preocupa sinceramente por la situación de los y las presas.
Todo ello nos lleva a pensar, lamentablemente, que la verdadera prioridad de algunos, no ha sido antes ni lo ha sido ahora, garantizar la vida y la salud de Patxi Ruiz, sino el poder utilizar la situación de Patxi Ruiz para atacar a dichos partidos y asociaciones. Para ello han intentado ocultar algunas informaciones y difundir bulos. Porque es más cómodo atacar al EPPK y a la izquierda abertzale en general que trabajar y buscar formas eficaces de ayudar a un preso en apuros y situaciones graves.
Junto a esta amarga lectura ante la sociedad vasca, debido a la pandemia del Covid 19 y sus consecuencias, las y los presos políticos vascos tenemos qué reconocer y qué agradecer.
En primer lugar, los y las miembros del EPPK nos sumamos a las reivindicaciones realizadas en Euskal Herria, en el Estado español y en el ámbito internacional en defensa de los derechos humanos y de la libertad de las y los presos políticos, así como a la declaración acordada en el Congreso por las diferentes fuerzas políticas. Y confiamos en que las medidas que no se han tomado en el desarrollo de la pandemia y con la excusa de ella, sean adoptadas cuando la situación se esté normalice. En esta tarea tendrán un papel importante todos los agentes y partidos políticos citados, ya que de su influencia dependerán las medidas que se puedan adoptar en las cárceles.
No queremos dejar de mencionar que el Gobierno Vasco ha solicitado al Gobierno español el traslado de todas y todos los presos vascos a cárceles vascas. Porque además de ser esa la demanda que hemos hecho desde hace mucho tiempo las y los presos vascos y la reivindicación que ha hecho suya una parte importante de la sociedad vasca en la calle, es la forma de acabar con el sufrimiento que genera la dispersión.
Por otro lado, el EPPK ve claramente que, a pesar de que durante la pandemia se han hecho iniciativas por otros medios, no ha sido posible realizar movilizaciones y acciones públicas. A la vez que se relaja el confinamiento, valoramos positivamente la reanudación de las movilizaciones y enviamos un cordial saludo a la nueva dinámica de Sare “Izan Bidea”, que pretende hacer de la sociedad vasca un itinerante por la vuelta a casa de las y los presos. Ahí sitúa el conjunto del EPPK la línea a seguir desde las cárceles junto con las dinámicas de la calle. Eso es lo que creemos que hay que priorizar.
En el camino de la normalización política que necesita Euskal Herria, el vaciado de las cárceles es un deber prioritario. Apelamos a esa prioridad, porque es el momento y conseguirlo nos hace a todos y todas ganadores, porque ayudará a construir un nuevo futuro. Llamamos a poner todos los esfuerzos en esa línea y anunciamos que el EPPK también se suma en esa dirección desde las cárceles.
¡Unidad, solidaridad y conexión con el pueblo!
Hasta la victoria!!
Con Euskal Herria en el corazón
Mayo 2020
Euskal Presoak Euskal Herrira!
¡Amnistía! ¡Independencia!