Podemos- Ahal dugu Nafarroa: Hablando claro

Tal y como apuntaba mi compañero José Ramón Loayssa hace escasos días, interpretar que lo está sucediendo en PODEMOS – Ahal Dugu Nafarroa se debe a una mera “lucha de poder” supone adoptar una visión demasiado reduccionista y políticamente sesgada del nudo central de los últimos acontecimientos.

Irene Otal Larequi (Consejera del Consejo Ciudadano de PODEMOS – Ahal Dugu Nafarroa)

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Ojalá usted, lectora, ciudadana y por tanto sujeto de todos los
derechos que de ello derivan, no se sienta en ningún caso interpelada ni responsable de
entender de esta forma cada nuevo “episodio” que diariamente conocemos acerca de nuestro
partido. Puede que así haya sido – y, entonces, merece unas disculpas – o puede que ya haya
sido capaz adivinar los intereses pulcramente camuflados y la intencionalidad de fondo que
existe de lograr que “lo personal” supere lo político hasta el punto de acaparar prácticamente
todas las informaciones públicas. 

Hablemos claro. La dura campaña mediática emprendida contra Laura Pérez, bajo acusaciones
de corrupción, de “secuestro” del grupo parlamentario o de “ir por libre”, entre otras, no
supone más que una forma de desviar la atención de una estrategia claramente definida,
trazada a lo largo de diferentes territorios e ideada bajo el único objetivo de “apartar” de los
espacios de decisión a aquellas personas que incomodan a la dirección del partido con cada
cuestionamiento hacia unas líneas políticas cada vez más verticales y centralizadas, recién
salidas del horno madrileño y caracterizadas por una ausencia absoluta de debate previo. 

En efecto, Laura Pérez representa en Navarra esa vocación de “cambiarlo todo” que emergió
de aquel movimiento ciudadano sin precedentes dispuesto a desbordar la lógica institucional
alimentada por la perpetuación de las desigualdades sociales, económicas, de género y
raciales; representa la libertad de quienes no dependen de nada ni nadie para seguir
defendiendo la ruptura de un régimen que nos somete y, sobre todo, nos representa a todas
aquellas que apostamos por la valentía y rebeldía institucional como única forma de
desarrollar una política decidida sin subordinaciones ni concesiones, pensada desde abajo y
dirigida hacia fuera. Nadie más incómodo que quién no teme evidenciar las contradicciones e
incoherencias de aquellos que dijeron apostar por un proyecto de base y exclusivamente
centrado en la defensa de los intereses de toda la ciudadanía navarra. Y nadie más peligroso
que quién no pretende aferrarse a la clase política indefinidamente ni hacer de ella su medio
de vida. 

Mientras no avancemos hacia la construcción de un modelo de partido tendente a la
descentralización, es natural analizar cada movimiento en Nafarroa bajo el prisma del marco y
estrategia política seguida desde la capital. Convenio Económico, reforma fiscal, deuda pública
de Navarra o modelo territorial de Estado y apertura de nuevos procesos constituyentes, entre
otras materias, han estado a lo largo de los últimos meses en el “punto de mira” de aquellos
que recelábamos de un hipotético y más que posible viraje político a la vista de lo que
paralelamente estaba aconteciendo a nivel estatal. 

Por tanto, sí, tras el espectáculo mediático centrado en cuestiones personales, subyace un
claro conflicto de naturaleza política. Procurar ocultarlo, además de una pésima estrategia
debido a su limitado recorrido, es un error de consecuencias incalculables. 

Quiénes en su día apostamos por PODEMOS y todo lo que ello significaba lo hicimos siendo
plenamente conscientes de que pasábamos a formar parte de un proyecto en el que la
discrepancia política era una constate en torno a múltiples matices. Pero, al mismo tiempo,
también bajo la firme convicción de que tales discrepancias eran positivas y enriquecedoras en

la medida en que debían de formar parte de la construcción de un espacio amplio, plural y con
vocación de sumar. Debate y diálogo eran nuestras más potentes herramientas; esas que nos
permitieron aunar tanta fuerza ciudadana reunida bajo la ilusión y esperanza de que, entre
todas, sí se podía. 

A día de hoy, esta discrepancia está siendo atajada indisimuladamente, de forma organizada y
dirigida frente a un perfil demasiado concreto y definido de personas como para lograr hacer
pensar con éxito que estamos ante casos aislados de ilícitos o “no permisibles”
comportamientos dentro de nuestro partido. Resulta tristemente paradójico cómo se acusa a
las cuatro personas parlamentarias de PODEMOS – Ahal Dugu Nafarroa en general, y a Laura
Pérez en particular – por su supuesto “liderazgo” del grupo parlamentario – de poner en riesgo
“el cambio” en nuestra Comunidad cuando precisamente su empeño por preservarlo ha
originado la situación en la que hoy nos encontramos. 

Estamos a tiempo de revertir estas perversas dinámicas que nos avocan al fracaso, imaginar
nuevas formas de entendimiento y de esta forma centrarnos en lo que realmente interesa a la
ciudadanía: aunar esfuerzos para seguir aglutinando la fuerza colectiva que posibilite rebasar
la mera aspiración de conservar el cambio, apostar por una mayor profundización del mismo y
conseguir su consolidación a futuro.

Gehiago