ahötsa_

El Palacio del Marqués de Rozalejo vuelve a estar ocupado 10 años después de la efímera ocupación que un grupo de jóvenes realizó en mayo de 2007. En el desalojo se produjeron más de 40 detenciones en una operación policial coordinada entre agentes de Policía Foral y Policía Municipal. En esta ocasión, sin embargo, no se ha producido intervención policial para tratar de desalojar a los jóvenes que han recordado que en los últimos años
“la crisis ha golpeado de lleno a la clase trabajadora y especialmente a la juventud” y que sus condiciones de vida “se han visto deterioradas considerablemente”, pero que a pesar de ello la lucha ha continuado y se ha logrado “desplazar a la derecha española de gran parte de sus instituciones”.

“No obstante, a pesar del cambio apreciado, las necesidades por las cuales hoy hace diez años se okupó Marqués de Rozalejo, siguen aún vigentes”, advierten, y critican que Alde Zaharra no tenía Gaztetxe mientras se construyen hoteles de lujo, el Tren de Alta Velocidad o “decenas de edificios públicos permanecen en desuso o en abandono”.

El Palacio de Rozalejo lleva más de 20 años cerrado y en continuo deterioro. Ahora, sus nuevos inquilinos quieren ponerlo al servicio de la lucha contra “el modelo que el capitalismo ha planificado” en Alde Zaharra. “Luchamos contra el modelo de los intereses especulativos, luchamos contra un modelo de barrio pensado para el turista, para el consumidor y para la banca. Un modelo donde prima el negocio sobre el vecindario. Un modelo donde se impulsan franquicias de multinacionales, viviendas de lujo mientras los alquileres suben, terrazas privadas que ocupan la calle. Un modelo donde las cámaras vigilan cada paso que das, se persigue todo rastro de reivindicación y donde la juventud no tiene otra opción que sentarse en una bajera o en un bar”, denuncian. Con esta ocupación afirman contribuir “a cambiar el modelo de barrio desde la raíz. Liberamos un espacio muerto y lo devolvemos a la vida. Lo arrancamos de las manos de la especulación y lo ponemos en las manos del poder popular del vecindario”.

Las puertas del Palacio de Rozalejo vuelven a estar abiertas “a todo el vecindario, a todos los colectivos populares del barrio y de la ciudad que lo necesitan, a todas aquellas personas que quieren contribuir a construir el cambio social desde los cimientos”, anuncian. “Ha llegado la hora de resolver problemas reales desde la autogestión y para el barrio”, termina el comunicado.