Medios de comunicación y vergüenza de ser paya
La semana pasada, ETB2 proyectaba un reportaje sobre el pueblo gitano titulado "Gitanos, rompiendo estereotipos". Quisiera comenzar valorando que se aprecia un esfuerzo por parte de los/as responsables de este programa en mejorar la forma de abordar la realidad del pueblo gitano que habitualmente aparece en los medios.
Marta Pérez Arellano, militante antirracista
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Así mismo, en dicho reportaje aparecen
testimonios muy interesantes de gitanos y gitanas que exponen sus perspectivas sobre
diferentes temas.
Ahora bien, si el objetivo de esta cadena televisiva era, como indica el título del reportaje,
romper los estereotipos sobre el pueblo gitano, considero que éste no se ha cumplido en
absoluto.
Así, visionando este documental he vuelto a sentir el gusanillo de eso que, a falta de un
nombre mejor, he denominado “vergüenza de ser paya”. Este sentimiento, a mi pesar, me
aqueja con frecuencia: cuando alguien cuenta un chiste racista, cuando en distintas
instituciones, como Lanbide, observo el maltrato que cotidianamente se ejerce sobre gitanos y
gitanas o, también, cuando en los medios de comunicación de masas se trata “el tema gitano”.
En este último caso, el sentimiento de vergüenza tiene que ver con la forma en que los medios
masivos siguen manipulando la imagen gitana. Resulta evidente que el pueblo gitano sigue
siendo minoría, no tanto por su número, sino por su no-acceso a los espacios de poder
hegemónico, entre ellos los grandes medios de comunicación. Dichos medios no sólo
reproducen, sino que son creadores de opinión, fundamentales por ello en la conformación del
racismo.
Actualmente, los medios masivos reflejan lo gitano como “un otro” raro, exótico o desviado, al
que se puede observar y juzgar, diseccionándolo bajo los focos como si de un animalillo de
laboratorio se tratara; asediándole con preguntas sobre su identidad, su cultura, o sus valores.
Todo ello, desde una perspectiva etnocéntrica, homogeneizadora y reduccionista que focaliza
esa visión de “lo gitano” en aspectos concretos muy parciales y folclorizados.
Considero que este reportaje incurre en una grave contradicción de base, como señalaba
alguno de los entrevistados, cuando una vez más se le pregunta a gitanos y gitanas por “el rito
del pañuelo”, ”el machismo y la homofobia gitanos” o “el destierro”; los trending topics
mediáticos sobre lo gitano que nunca fallan a la hora de fomentar el morbo y aumentar las
audiencias.
Es desesperante asistir a esta continua caricaturización del pueblo gitano, como si gitanas y
gitanos no fueran personas que forman parte de esta sociedad, con opiniones individuales y
perspectivas diversas sobre cualquier asunto. Sería interesante que, para variar, se les
preguntara sobre el referéndum en Cataluña, las luces y sombras de la ley contra la violencia
de género, el gobierno de Trump, las declaraciones de Rajoy sobre el desarme de ETA o la
última versión del sistema Linux.
En definitiva, considero que la ausencia flagrante de gitanos y gitanas en los espacios
habituales de los medios de comunicación refleja claramente los altísimos índices de racismo
gitanófobo que aquejan a nuestra sociedad y sus instituciones. Así que a ver si por fin algún
medio masivo de comunicación deja de hacer reportajes sobre “los gitanos” y se pone manos
a la obra para incluir personas gitanas dentro de la programación habitual, en los espacios
dedicados a la política, la ciencia o el cine, por ejemplo. Creo que esto sí supondría un paso
adelante hacia eso que llaman igualdad de trato.