La dirección de EPPK plantea pasos nuevos con unidad y apoyo popular
El decisivo debate de EPPK ya tiene documento de base. Su dirección se declara consciente de que los estados usan a los presos contra la resolución del conflicto y el proceso independentista, y da por superada la fase de resistencia para apostar con fuerza por acabar con la dispersión y vaciar las cárceles. Abre puertas a opciones inéditas hasta ahora.
2016-ko abenduak 27
El documento de base para el debate de EPPK ya está entrando en las prisiones, comenzando por las del Estado francés, y GARA ha tenido acceso a él. Lleva la firma de la dirección del Colectivo, que propone a sus kides dar respuesta a preguntas como «qué iniciativas debemos desarrollar para facilitar la resolución del conflicto» y «qué tipo de relación mantendrá el Colectivo con las organizaciones implicadas en esa superación y en el proceso independentista». Su respuesta se va desplegando en siete folios que proponen acciones nuevas hasta la fecha, en clave clara de búsqueda de soluciones, sobre tres pilares que se destacan incluso en el título del texto: «unidad», «solidaridad» y «unión con el pueblo».
Consciente ya desde el primer párrafo de que «los estados han pretendido utilizarnos a los presos y a nuestro entorno para poner piedras» en el camino de la resolución, así como para tratar de provocar escisiones en la izquierda abertzale, la dirección de EPPK remarca que «la clave de todo es que avance o no el proceso de liberación de Euskal Herria». Y en consecuencia, propone una nueva línea diferente a la de la fase de «resistencia» y que tendría tres ejes principales: «Acabar con la dispersión, agrupando al Colectivo; acabar con el destierro, trasladando al Colectivo a Euskal Herria; y vaciar las cárceles, excarcelando a los miembros del Colectivo».
Se propone, por tanto, «dar por buenos todos los pasos que se den en esa dirección, siempre con la conformidad y solidaridad de los miembros del Colectivo y con la ayuda del ámbito popular. Por lo tanto, daríamos por bueno todo agrupamiento, todo acercamiento y toda excarcelación, aunque el agrupamiento sea parcial, el acercamiento no suponga el traslado a Euskal Herria y la excarcelación no sea definitiva».
Casi a modo de otra cara de una misma moneda, añade a continuación: «Y en consecuencia, rechazaríamos y combatiríamos todo aislamiento, todo alejamiento y todo encarcelamiento, buscando en todas las iniciativas de lucha la conformidad de los miembros del Colectivo y el apoyo popular».
Opciones jurídicas
¿En qué se traduce esto? Si este documento es aprobado por el Colectivo, «en la línea jurídica se abrirán diferentes posibilidades en función de la situación jurídica de cada preso –explica la dirección–. Si esta propuesta es aprobada colectivamente, será cada preso quien decida aprovechar o no las posibilidades que ofrezca la línea jurídica, será cada preso quien decida utilizar o no las diferentes solicitudes o cauces legales (redenciones, destinos, cambios de grado, permisos, acercamiento a Euskal Herria, libertad condicional, etc.) y, dado que la línea ha sido aprobada de manera colectiva, contará en todo momento con el apoyo y la ayuda del Colectivo. Este tiene que ser el espíritu del nuevo funcionamiento», subraya el documento.
Como en todos los posicionamientos anteriores de EPPK, se reitera claramente que «los límites que nos marcaremos a la hora de llevar adelante esta nueva línea serán dos: el arrepentimiento y la delación».
Unos párrafos más abajo, se subraya que este ámbito jurídico debe ser entendido como «un espacio de confrontación». Se advierte de que habrá que actuar «con enorme flexibilidad» dado el afán obstaculizador de los estados. Pero se recuerda que será un elemento extra para el proceso independentista, «ya que quedará en evidencia que los estados nos retienen como rehenes políticos al objeto de obstaculizar la libertad de Euskal Herria».
Esta propuesta supone un cambio de paradigma que el documento no niega. Así, apunta que «en la época en que la negociación política constituía la principal vía para la superación del conflicto armado» lo que se imponía era «una función de resistencia, no podía ser de otra manera». Se explica que en ese contexto (política de arrepentimiento de los 80, inicio de la dispersión…) «cualquier línea que se alejase de la resistencia más estricta traería consigo la ruptura del Colectivo y, sobre todo, dejaría a sus miembros totalmente desprotegidos ante la Administración penitenciaria». En este repaso, lamenta que «hemos tenido una gran imposibilidad de explicar la naturaleza de la maquinaria de aniquilación» carcelaria y por ello, «con frecuencia, la gente de la calle e incluso nuestros propios allegados no han podido entender demasiadas decisiones duras y/o rígidas adoptadas por el Colectivo en su totalidad».
Evoca la dureza que ha supuesto toda esta trayectoria y constata que «si hubo un claro vencedor en el momento en que ETA dejó la lucha armada, fue el Colectivo, que llegó íntegro y con la cabeza alta al final de la campaña armada». Pero reconoce a continuación: «Vencedor sí… pero en la cárcel».
Agotada esa fase, la dirección de EPPK asume ahora el objetivo de «convertir al Colectivo en un activo para el proceso de liberación, tras la confusión y parálisis de los últimos años».
Con el pueblo
A lo largo de los siete folios del documento base del debate (íntegro en versión original en euskara en las siguientes páginas) se insiste en que EPPK debe hacer el camino futuro junto al pueblo. «Para que la línea trazada por EPPK en la declaración de diciembre de 2013 sea eficaz, nos es indispensable contar con apoyo y arrope popular y actuar de manera compartida con los agentes políticos, sociales, sindicales e institucionales: cada paso que demos tiene que ser conocido, entendido y apoyado por la sociedad vasca».
El epílogo del texto vuelve a este punto. Tras reconocer que «a día de hoy no se vislumbra ninguna posibilidad para una negociación bilateral» en la línea marcada en Aiete, se indica que «EPPK, dentro de la dinámica de la izquierda abertzale, se pone en manos del pueblo y del desarrollo del proceso independentista, uniendo la libertad de todos los presos con la libertad de Euskal Herria».
El debate, que se presume dificultoso por las condiciones objetivas de reclusión y alejamiento, está servido.
Renovación interna y asunción plena de la línea de la IA
El documento no solo plantea una nueva función para EPPK, sino también cambios de organización. En parte se derivan de circunstancias objetivas: «A partir de 2011 el Colectivo se ha reducido a la mitad. Algunos de los representantes y portavoces que elegimos en su día están en la calle. El Grupo de Mediadores encargado de las relaciones con los agentes y organismos de la calle está disuelto». Pero en otra parte tienen que ver con una convicción profunda: «Para culminar este proceso de reflexión y afrontar la nueva situación, es decir, para ser compañeros de viaje en la resolución del conflicto y en el proceso independentista, el Colectivo deberá modificar y renovar tanto su estructuración interna como su conexión de cara al exterior».
Ello incluye elegir nuevos representantes y portavoces, así como cambiar su perspectiva. Así, se plantea que «EPPK se considera a sí mismo como un colectivo de naturaleza autónoma integrado por miembros de diferentes organizaciones». Propone «asunción plena de la línea política acordada por la izquierda abertzale», aunque con interlocución propia en las cuestiones que le atañen. Y concluye que «en este nuevo ciclo, la vinculación política y organizativa de EPPK con la izquierda abertzale y el proyecto independentista es indispensable y directa, sin estar sometido a ninguna organización u organismo».
Antes de llegar a este punto, en la parte inicial del documento se hace balance de qué ha aportado y qué no EPPK en estos cinco años. Si bien se considera que el Colectivo «se ha sumado a la línea aprobada por la izquierda abertzale en su totalidad con responsabilidad, con generosidad y con madurez política», no se eluden autocríticas como esta: «Para algunos, ciertas decisiones no contaron con suficiente participación y debate; para otros, por el contrario, el Colectivo anduvo tarde».
Proceso público, abierto y sobre la base de «un preso, un voto»
Como ya apuntó en el comunicado publicado hace dos semanas, EPPK anuncia un proceso de reflexión «público y transparente, dado que el Colectivo no tiene nada que ocultar», aunque dejando claro que «el debate se hará dentro del Colectivo y sus asambleas, no en los medios de comunicación o similares». «Para que pueda ser posteriormente desarrollado, este documento base que recoge la línea renovada deberá ser aprobado por el conjunto del Colectivo, en base al principio ‘un preso, un voto’», explica. Si se validara el texto, «se recogerán las ideas y criterios expuestos en las asambleas y compatibles con la línea, al objeto de elaborar el documento definitivo». En caso contrario, se recogerán los argumentos principales para escribir, debatir y decidir otro documento.
Las personas que representen a EPPK se elegirán igualmente por «un preso, un voto».