Olor a sangre. Sólo vengo por el ambiente
2015-ko uztailak 13
En el libro “Navarra: de la esperanza al terror 1936” se recoge el escalofriante testimonio de los fusilamientos “legales” en la Vuelta del Castillo de Pamplona durante los meses de julio y agosto de 1936.
Resulta que en la Pamplona golpista y requeté se tuvieron que prohibir estos fusilamientos públicos en septiembre de 1936 por las dimensiones de espectáculo multitudinario que llegaron a alcanzar.
Leo textualmente, “la gente acudía como una fiesta, hasta el extremo que no faltaban vendedores ambulantes de churros, seguros de sacar unos cuartos mas de extra, merced al nefasto atractivo de la sangre humana” (pag. 491).
Se incluye la crónica del párroco de Alsasua, Marino Ayerra, que denunciaba como “todos los días por la mañana podían verse personas piadosas que, antes o después de comulgar, acudían a la Vuelta del Castillo a presenciar ejecuciones de los “rojos” que se hacían públicamente.
Ciertas monjitas de Pamplona enviaban a sus fámulas a presenciar las ejecuciones de los “malos”. Las fámulas volvían comentando lo valiente que había estado el uno, lo cobarde que había estado el otro.
Este espectáculo, capaz de llenar de espanto a los salvajes, era esperado gozosamente por las señoras y señoritas de la aristocracia de Pamplona. Ya de víspera, la noticia corría de boca en boca. Mañana se mata a la Ciudadela a las seis de la mañana ¿Vienes?”.
Se conoce que el espectáculo de la sangre atraía a la gente en masa en la Pamplona de nuestros abuelos. Siempre habría quienes, para tranquilizar su conciencia, se justificaban diciendo que solo estaban ahí “por el ambiente”.
Pero, ingenuo de mí, pensaba que estos espectáculos sanguinarios eran exclusivamente promovidos por la derecha reaccionaria y tradicionalista de Navarra y de sus “turbas” requetés-fascistoides. Algo de otra época, de épocas pasadas…
Craso error. El olor a sangre sigue atrayendo a las masas en la Pamplona del SXXI y no solamente a las turbas de la derecha, también se apuntan a la algarabía (algunos) sectores de la izquierda PTV.
Soy consciente de que lo que voy a escribir puede provocar polémica. Y también soy consciente de que no es lo mismo lo que ocurrió en 1936, con lo que pretendo denunciar. Pero el paralelismo es considerable.
Donde pone julio y agosto de 1936, vamos a poner San Fermines de 2015. Donde pone Vuelta del Castillo vamos a poner Plaza de Toros de Pamplona.
Donde pone rojos desarmados vamos a poner animales indefensos
Donde pone monjitas y fámulas que comentaban el valor que habían mostrado los fusilados, vamos a poner entendidos taurinos que comentan la bravía de los toros.
Donde pone turbas requetés-fascistas vamos a poner cuadrillas y peñas sanfermineras. Donde pone señoras y señoritas de la aristocracia de Pamplona vamos a poner autoridades políticas y familia.
Hay quienes (muchos), para tranquilizar su conciencia, se justifican diciendo que solo están ahí “por el ambiente”.
Me siento en la obligación moral, como abertzale y como persona de izquierdas, de expresar mi más enérgica repulsa por la presencia del Sr. Alcalde, Joseba Asiron, el otro día en la Plaza de toros.
Una repulsa, extensible al resto de la clase política (independientemente del Partido al que pertenezcan) que apoya este denigrante “espectáculo”. Así como a peñas sanfermineras y a gente que esgrimen el ridículo argumento de que solo van a divertirse.
En este proceso de construcción de una alternativa al modelo social, político, cultural y festivo en nuestra comunidad no puede haber espacio para el maltrato y la tortura animal.
Ya es hora de que en la Navarra del cambio deje de oler a sangre. Seguro que se nos ocurrirán nuevas formas de montar buen ambiente.