Francisco Nicolás, el patio de Monipodio y la marca España

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Rinconete y cortadillo, el lazarillo de Tormes, Guzman de Alfarache…El pícaro y la picaresca son la gran aportación de la literatura española a la cultura universal, vivir engañando a los demás sin trabajar y chupando de las ubres de los dineros de las instituciones es tan peculiarmente español que no existe traducción en otros idiomas de estas dos palabras reciamente castellanas, picaresca y pícaro.

No sabemos en qué acabará la historia de nuestro nuevo lazarillo, el pequeño Nicolás. No sabemos todavía cuánto hay de verdad y cuanto de imaginación en lo que vamos conociendo, pero solo la verosimilitud nos asusta… ¿En manos de qué tipo de gente estamos, qué gente nos gobierna, a qué otros inmaduros personajes grandes y ciegos, emborrachados de poder ofrecía sus servicios nuestro lazarillo de Faes y de las Jons…?

Hemos visto al señor Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña, dormido en el patio de Monipodio en que parece haberse convertido el chalet propiedad del exiliado rey de Bulgaria donde Francisco Nicolás preparaba sus fechorías…Recordemos que el patio de Monipodio era el lugar de reunión de Rinconete y Cortadillo , los dos pícaros de 15 años protagonistas de la novela de Miguel de Cervantes y siendo Monipodio el nombre del jefe de la mafia… ¿Quién es el Monipodio al cual obedecía nuestro pequeño Nicolás?…

Transcribo un párrafo de la novela de Miguel de Cervantes, y veamos si los personajes retratados en el patio de Monipodio de la Sevilla del siglo XVII guardan o no relación, 400 años más tarde,  con los personajes  de la corte de los milagros del Madrid de los borbones, a principios de nuestro siglo XXI…

“Estando en esto entraron en la casa dos mozos de hasta casi 20 años cada uno, vestidos de estudiantes, y de allí a poco dos de la esportilla y un ciego, y sin hablar palabra ninguno se comenzaron a pasear por el patio. No tardó mucho cuando entraron dos viejos de bayeta, con antojos, con sendos rosarios de sonoras cuentas en las manos. Tras ellos entró una vieja halduda, y sin decir nada, se fue a la sala, y habiendo tomado agua bendita, con grandísima devoción se puso de rodillas ante la imagen, y a cabo de una buena pieza, habiendo primero  besado tres veces el suelo, y levantado los brazos y los ojos otras tantas, se levantó y echó su limosna en la esportilla, y se salió con los demás al patio….En poco espacio se juntaron en el patio hasta 14 personas…llegaron también de los postreros dos bravos y bizarros mozos…los cuales, así como entraron, pusieron los ojos de través en Rincón y Cortado, a modo de que los extrañaban y no conocían…”

¿Nos resultan actuales los personajes y las actitudes de los pícaros del patio de Monipodio?

Gehiago