Todo para la memoria, pero sin la memoria

Carlos Guzmán Pérez

Contigo Navarra - Zurekin Nafarroa

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Hace unos cuantos años, cuando en el instituto abordábamos el despotismo ilustrado del siglo XVIII, los y las profesoras de Historia rápidamente nos explicaban un contundente principio político de los monarcas Carlos III de España o Catalina II de Rusia para comprender fácilmente ese concepto; “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Aquellos monarcas, apostaban por una gobernanza paternalista enfocada en el pueblo como sujeto político, pero en la cual se despojaba al pueblo de su papel o carácter soberano. Por desgracia, algo que parece volver a cobrar actualidad a finales de este 2024, en pleno siglo XXI.

A lo largo de los últimos años un potente debate ha ido surgiendo en la ciudad de Pamplona, así como en buena parte de Navarra: el qué hacer con el monumento “Navarra a sus Muertos en la Cruzada”. Este monumento, en su integridad, está catalogado como símbolo fascista por el Censo de simbología franquista en Navarra aprobada por la Comisión Técnica de Coordinación en Materia de Memoria Histórica del Gobierno de Navarra. La legislación vigente en materia de simbología fascista, tanto la navarra como la estatal, es clara y precisa con la hoja de ruta a seguir; mandata única y exclusivamente su eliminación.

Durante los últimos meses, al calor de una nueva coyuntura de cambio político e institucional en Pamplona y Navarra, más de 30 Asociaciones y Grupos Memorialistas han creado la Plataforma Asociaciones por el derribo para, de manera unitaria, defender el sentir unánime del movimiento memorialista de Navarra: derribar los Caídos. Las hijas e hijos, los nietos y nietas, y las familias de las víctimas del franquismo en general, parece que tienen claro que un monumento de exaltación fascista como el que nos ocupa debe ser eliminado tal y como obliga la legislación vigente. En cambio, parece ser que ese claro sentir no es compartido por una buena parte de la esfera política de nuestra comunidad.

El pasado miércoles día 20 de noviembre, el PSN-PSOE, EH Bildu y Geroa Bai hicieron público el acuerdo Para la transformación del denominado Monumento a los Caídos y la creación de centro de interpretación Maravillas Lamberto. Los señores y señoras Alzórriz y Curiel (PSN-PSOE), Zabaleta y Abaurrea (EH Bildu), y Azcona y Armendáriz (Geroa Bai), exultantes firmantes del acuerdo de resignificación del Monumento a los Caídos, deben considerar al conjunto de la sociedad pamplonesa y navarra como inmaduros e inmaduras políticamente como para poder decidir democráticamente sobre el futuro de ese símbolo fascista (actitud similar, por cierto, a la que mantienen los poderes del estado con respecto a la designación de la Jefatura del Estado). En cambio, ellos y ellas, y sus tres formaciones políticas, sí parecen legitimados y legitimadas para decidir sobre esta importante cuestión mediante un opaco y excluyente proceso de negociación partidista. Hasta la fecha, desconocemos de manera fehaciente si ese opaco proceso de negociación ha tenido lugar en un despacho de la ciudad de Pamplona, en un despacho de las altas instancias de Navarra, o si ha sido fruto de un interesado intercambio de acuerdos celebrado en el entorno de las Cortes Generales. Sin lugar a duda, un despropósito histórico.

Quienes en el año 2015 apostamos de manera decidida por iniciar un ciclo de cambio político e institucional en Navarra e Iruñea, no lo hicimos simplemente para despojar de sus despachos a la derecha de UPN. Lo hicimos para abrir un nuevo tiempo en el que se hicieran las cosas de otra manera, en el cual, entre otras muchas cuestiones, se profundizara en la radicalidad democrática de nuestras instituciones. A la vista de los últimos acontecimientos políticos, evidentemente, los más utópicos hemos fracasado en ese ambicioso intento.

Un opaco acuerdo de despachos no puede dar carpetazo de manera definitiva a un debate ciudadano tan sensible como el del futuro del monumento a los Caídos, obviando el sentir generalizado, sino unánime, de las Asociaciones y Grupos Memorialistas de toda Navarra. En el que,además, se hurta de manera premeditada la palabra al conjunto de la ciudadanía. Las tres formaciones firmantes del acuerdo de resignificación, se comprometen en su pacto “a realizar un proceso participativo-informativo-pedagógico, que incluya una consulta ciudadana y única en Pamplona-Iruña al respecto”, eso sí, una vez decretada ya la resignificación. A todas luces, una mayúscula tomadura de pelo.

Los señores Joseba Asirón y Joxe Abaurrea, alcalde y Concejal de Gobierno Estratégico, Urbanismo, Vivienda y Agenda 2030 respectivamente de Iruñea (recordemos la legislatura 2015-2019, máximos ideólogos de esta propuesta de resignificación), parecen juguetear infantilmente desde la Casa Consistorial con la ciudadanía de nuestra ciudad. Cada primavera nos dejan elegir vía votación popular el cartel anunciador de los Sanfermines, “pan y circo” que se diría hace unos cuantos siglos, pero a la hora de diseñar una de las intervenciones políticas, memorialistas y urbanísticas más importantes de las últimas décadas, se olvidan de pulsar la opinión de la ciudadanía pamplonesa.

En esta ocasión, parece que el PSN-PSOE, EH Bildu y Geroa Bai hacen del “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, o mejor dicho, del “todo para la memoria, pero sin la memoria” su principio político. Pese a todo y contra todo, algunos ambiciosos utópicos haremos todo cuanto esté en nuestra mano para intentar evitar este despropósito histórico. El fascismo ni se puede ni se debe resignificar.

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